La rebelión de los Uirgunes

China II (publicado en Alternativa Socialista N° 502, 15/7/2009)


Cuando la semana pasada llegaron las noticias de la matanza de Urumqi, capital de Xinjiang la gran mayoría de las personas no tenía idea de dónde queda este sitio ni quienes lo habitan.




Xinjiang es una región autónoma al oeste de China y tiene frontera con Rusia, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Pakistán y Afganistán. Limita también con las provincias de Gansu, Qinghai y con la región autónoma del Tíbet. Tiene una extensión de 1.600.000 kilómetros cuadrados, lo que la convierte en la mayor provincia de China, con un sexto del total de su superficie y un cuarto de sus fronteras. Para darse una idea es tres veces la superficie de la península ibérica (España y Portugal). Su población en este sentido no es tan densa como otras regiones de China. Xinjiang tiene 19 millones de habitantes, de los cuales el 46% son uirgunes y el 40% de etnia han mayoritaria en el resto de la China (1100 millones de los 1300 millones que completan la totalidad de los habitantes). En un censo de 1949 los han constituían el 6% de la población. En 60 años, desde la revolución de 1949, hubo una transformación demográfica llevada adelante por el Cuerpo de Producción y Construcción de Xinjiang, una organización semi-militar de colonos que ha construido granjas, pueblos y ciudades en diversas partes de la región.

Esto en sí mismo no implica una suerte de colonización al estilo limpieza étnica como la que llevó Israel con los palestinos o la conquista de América de parte del europeo. Si comporta un desplazamiento cultural y religioso que es tomado como un elemento irritante por parte de la población Uirgun, y más si esta es llevada a cabo por una casta burocrática que da las mejores posiciones en la administración pública y en los empleos a burócratas de origen han. Cuando hay crecimiento esto no se nota pero en una crisis económica como la que vivimos hoy puede ser una chispa en un polvorín. Es que el trasfondo del conflicto es social, político y económico: la crisis mundial del capitalismo y de su reflejo en el “socialismo de mercado” de la burocracia gobernante china. No casualmente todo comenzó en una fábrica de juguetes, de esas que inundan los mercados del mundo a bajo precio, que emplea a trabajadores uirgunes como han en la provincia del Guandong al sureste de China. La crisis golpeó fuerte a esta industria. “Las 6.000 fábricas de juguetes que operaban en Guangdong el año pasado, empleaban a millones de trabajadores y facturaban más de US$ 16.500 millones, se han reducido a más de la mitad", según el ABC de España. 3.631 empresas perdieron sus licencias de exportación debido a los problemas de calidad surgidos el año pasado y a la baja en las ventas debido a la crisis financiera internacional. (…) “La mayoría de las empresas que han quebrado son pequeños talleres con docenas de trabajadores, pero también se han producido bancarrotas sonadas de grandes firmas como He Jun (Smart Union Group), que trabajaba para famosas marcas como Mattel o Disney pero, a mediados del mes pasado, puso de patitas en la calle a unos 7.000 empleados cuando cerró sus dos plantas de Zhangmutou, en Dongguan. Fundada en 1996 por empresarios de Hong Kong, la compañía se hundió al no poder hacer frente a los salarios que adeudaba a sus operarios (3,5 millones de euros), que habían ido a la huelga, ni a los pagos a sus 800 proveedores”, dice el ABC.” www.latinforme.com, 1/12/2008

En esa fabrica se hizo una denuncia sobre la violación de dos mujeres han contra los uirgunes que desató un linchamiento y muerte de dos operarios de esta etnia. “La denuncia de violación de dos mujeres han contra los uirgunes, que provocó los primeros graves enfrentamientos el 26 de junio, se está revelando sin fundamento alguno.” Il Manifesto, 8/7/2009. Este hecho fue la gota que rebalsó el vaso de la paciencia uirgun. Centenares salieron a la calle con palos en la capital de Xinjiang a vengar esos dos obreros. Rápidamente las dos etnias se enfrentaron en las calles con un saldo de casi 200 muertos el domingo 5 de julio. Inmediatamente se puso en marcha la maquinaria represiva del ejército chino, que según las denuncias de fuente uirgun, habrían matado 800 personas de esa etnia, al mismo tiempo que hacía detenciones masivas casa por casa, en verdaderos operativos “rastrillo” y prometiendo la pena de muerte. Aun así son enfrentados por las mujeres cara a cara, mostrando que la población no les tiene miedo como sucedió este último viernes donde la población musulmana (uirgun) asistió a las mezquitas.



¿A dónde va China?


Los uirgunes no son la única etnia minoritaria en China, existen otras 55, como la tibetana que tiene más espacio en la prensa occidental por el Dalai Lama. No se trata solamente de un problema étnico, cultural y religioso que sin duda existen y son provocados por la prepotencia burocrática de una casta privilegiada. La crisis es explosiva. Un suceso en una fabrica al sureste de China, distante 3000 km de Xinjiang provocó todo. Donde puede empezar un conflicto y donde termina, nadie lo sabe. No por nada el presidente Hu Jintao abandono la cumbre del G-8 para pilotear la solución a la crisis.

Sigue siendo el capitalismo lo que provoca estos conflictos y su conducción burocratica la que exacerba aun mas las reacciones. “También en el Xinjiang, como en el Tibet se han hecho muchísimas inversiones: en los últimos seis años, la región creció a una estrepitosa tasa del 11% anual, superior incluso a la media nacional. Pero también aquí como en Tibet la riqueza producida se concentra en pocos bolsillos, preferiblemente han, y la cuestión económica exaspera el vaciamiento y el degrado cultural, encerrando a cada uno en su propia etnia” Il Manifesto, 8/7/2009.

“Proletarios del mundo unios” no es la consigna del Partido Comunista Chino. Si lo seria de los revolucionarios para unir a la clase trabajadora independientemente de su origen étnico o religioso. Porque los trabajadores tienen un enemigo común: la clase burguesa. Cuando esta se siente acorralada siempre trata de provocar divisiones y generar una guerra de pobres contra pobres, buscando cualquier diferencia. A veces, las étnicas son un buen argumento para sus propósitos.

Lo que seguro ocurrirá es que esta crisis sin precedentes del sistema capitalista desatará más barbarie aún. También más luchas y rebeliones. China parece encaminarse a eso. En un país de con 700 millones de pobres (de 1300 millones) todo es un polvorín. Si no se supera este modo de producción capitalista por el modo de producción socialista no habrá salida a la crisis. La debilidad del imperialismo no puede ser superada por países emergentes que no hacen otra cosa que hacer emerger la crisis del sistema. Está en las masas trabajadores y sus luchas y en la responsabilidad de los revolucionarios la capacidad para cambiar de raíz este sistema irracional en la perspectiva de la lucha por el socialismo.

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