China: La clase obrera se está despertando


Con un crecimiento del PIB entre un 9% y 10% anual, China se convirtió en la segunda economía mundial. Y la primera en superexplotación. Por eso, ya empezaron a darse importantes luchas.

Este crecimiento tiene una explicación, la súper explotación de la clase obrera que tiene un salario mensual de entre 140 y 170 dólares con jornadas diarias de 12 horas. Es el paraíso de las empresas multinacionales, como la taiwanesa FOXCONN que fabrica los IPhone, IPod e IPad de la empresa Apple, además de productos electrónicos de Hewlett Packard, Dell, Sony, Nintendo, Motorola, Nokia, Amazon, Cisco y Microsoft.


Solamente en FOXCONN se produjeron 10 suicidios de empleados. Las condiciones laborales son extremas. FOXCONN “prohíbe a los empleados hablar por teléfono durante la jornada de trabajo, o dejar la línea de producción a menos que su supervisor les sustituya”, Agencia Xinhua 25/5/2010. “Los trabajadores de la compañía suelen terminar exhaustos y apenas tienen energías para hacer otras actividades en su tiempo libre o socializar con los compañeros con los que comparten dormitorio” ídem. Todos los suicidas de FOXCONN tenían menos de 23 años. La tasa de suicidios en China es de 14 por 100.000. Hay un debate general sobre las condiciones de trabajo en China en las nuevas generaciones que se incorporan a la vida laboral. Esta juventud representa algo mayor y mucho mejor como salida, la ola de huelgas por aumento de salarios, carcomidas por una creciente inflación, que tuvo a los trabajadores de la empresa HONDA como vanguardia.


El 21 de mayo pasado 1.900 obreros de la fábrica Honda, en Foshan, pararon la producción en las 4 cadenas de montaje pidiendo un aumento de salarios de 200 a 300 dólares mensuales. Su líder era un joven de 23 años. La empresa cedió ofreciendo un 24% de aumento pero éste no fue aceptado hasta el 4 de junio cuando la empresa ofreció el 34%. Como era de esperar la lucha se contagió a otras 3 fábricas de la empresa. Luego hubo otras subas que en total alcanzaron el 70% de aumento. “Tradicionalmente, los gobiernos locales enviaban matones a frenar a los empleados díscolos, pero esta vez optaron por tolerar las huelgas y hasta permitir que algunos obreros exigieran libertad para formar gremios independientes. Lo nunca visto en China. Pronto trabajadores de todo el país alzaron con rabia también su voz.” Clarín 15/8/2010. Como decía Marx la burguesía desarrolla a sus propios sepultureros. En China se vuelve a repetir lo del siglo XIX.

¿Ahora se viene la pelea por las 8 horas de trabajo?

Detrás de estas luchas obreras se esconde también el porvenir de casi 700 millones de personas bajo la línea de pobreza que viven en el área rural y que van migrando al oeste opulento de la China industrial. Esto por un lado mina la producción agrícola lo cual puede empujar aun más la inflación y la importación de alimentos. En las proporciones continentales que tiene China la pelea por la tasa de ganancia está dando sus primeros pasos y cualquier zapateo de los obreros chinos puede hacer temblar al mundo entero.


China está lejos de convertirse en primera potencia mundial superando a los EE.UU. y de ser el salvador de la profunda crisis sistémica del capitalismo. Es más, la continuidad de la crisis económica mundial no hace más que agudizar las contradicciones internas del gigante asiático. Si en el 2009 superó a los yanquis en producción de automóviles, se entiende por la crisis. Los países imperialistas como EE.UU. o los europeos tienen muchas maneras de obtener su tasa de ganancia exportando su capital financiero o por extracción directa de producción o la deuda externa para llenarse los bolsillos. China no llegó aún a ese nivel que explicó en su momento los “milagros” alemán (plan Marshall incluido), japonés e italiano de posguerra, o los de Corea del Sur y Taiwán. China para eso debería tener una disputa fenomenal con el imperialismo yanqui o que éste ultimo vaya cediendo terreno a un nuevo imperialismo como sucedió con el retroceso inglés frente al ya concreto imperialismo norteamericano con la Segunda Guerra mundial de por medio. El capitalismo dejó de satisfacer las necesidades de la humanidad ya a fines del siglo XIX.


En el siglo XXI los obreros chinos vuelven a pelear por lo elemental, lo cual si se sigue desarrollando puede ser fundamental en la pelea mundial contra el capitalismo y por una salida socialista.

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