Tiempos de Cambio

 

Nosotros creemos que hay posibilidades de que Trotsky haya errado total y absolutamente su análisis y su política sobre el hecho más importante –revolucionario y contrarrevolucionario- que se ha dado en la historia, que es la Segunda Guerra Mundial, y por eso somos una secta.” Nahuel Moreno, Inédito Verde, Escuela de Cuadros Argentina 1984.

Con la caída del muro de Berlín quedaron sepultados los acuerdos de Yalta y Potsdam. Pero no solo eso, también quedaron sepultadas las teorías estalinistas de la construcción socialista en un solo país y la coexistencia pacífica con el imperialismo.

Es imposible la existencia del socialismo en un solo país con la existencia del imperialismo. La revolución lograría independizar al país y tomar medidas de “carácter” socialista, la socialización de los medios de producción, el comercio exterior, la banca, etc. Pero el imperialismo haría la vida imposible a dicho país provocándole todas las penurias posibles y obligándolo a tomar medidas defensivas. Si en el corto o el mediano plazo esa revolución no logra extenderse y contagiar a los obreros de las principales potencias capitalistas, su lucha - única manera de poner en práctica los posibles resultados- se verá en serio peligro. Esas medidas defensivas podrían llevar a recortes de las libertades colectivas e individuales conquistadas por la revolución producto de una guerra civil, todo quedaría, en el mejor de los casos en las manos de un partido revolucionario democrático e internacionalista. Difícil pero no imposible. Y en el peor de los casos, sin un partido con una fuerte vocación democrática en su interior, el resultado más probable será la inevitable burocratización del proceso cuyo ejemplo más significativo en la historia fue el estado obrero burocratizado de la Unión Soviética y su dictadura burocrática del “proletariado” (hasta sacaría la última palabra, porque en realidad representa una casta pequeñoburguesa de esa). Esto lo vamos a analizar más adelante. Cuba cuya “revolución socialista” surgió de un partido y dirección de la pequeña burguesía es un ejemplo más claro de lo que digo. El criminal bloqueo imperialista y el carácter defensivo, burocrático y conservador de la política de la dirección cubana a nivel nacional e internacional durante décadas –es decir contra la revolución mundial-, hace muy difícil la perspectiva de un desarrollo socialista mundial con una dirección burocrático pequeña burguesa en un mundo donde el capitalismo abarca a todo el planeta, a diferencia de la etapa pre caída del muro.

En muchas revoluciones del siglo XX, las direcciones revolucionarias a la cabeza del proceso o reconstruyeron el estado burgués (en la mayor parte de los casos por su carácter de clase) o, debido a condiciones particulares (la agresión imperialista es una condición sine qua non), avanzaron en la expropiación. De todos modos, a pesar del carácter burocrático y contrarrevolucionario de su dirección (la revolución terminó ahí y cualquier cosa que la haga avanzar es aplastada), logran coyunturalmente cambiar la relación de fuerzas en favor de la clase obrera y demás sectores oprimidos con respecto al imperialismo en una región o en todo el mundo. Algo no menor.

Estos avances en la situación objetiva y la no resolución de su aspecto subjetivo, la dirección revolucionaria, nos ha traído hasta aquí. El movimiento de masas lucha y destruye los planes capitalistas imperialistas momentaneamente, pero sigue existiendo el hambre y la miseria, las guerras y la destrucción de la naturaleza porque no pudimos construir una dirección internacional que sepa como intervenir en cada lugar para impulsar la revolución socialista mundial.

En el fondo los gobiernos y estados capitalistas vienen siendo acorralados por las masivas movilizaciones que, en defensa de sus vidas y derechos, las clases trabajadoras y los sectores oprimidos impulsan. De este modo en distintas partes del mundo surgen nuevas direcciones “progresistas”, destacándose en esto, el cono sur americano. Esto incluyó, en la década anterior, a Europa y en los propios EEUU, con todas las distorsiones que tienen por ser muchos de ellos países imperialistas.

Etapas centrales de la historia.

Desde el inicio el capitalismo, con sus colonizaciones desde el siglo XV hasta su desarrollo industrial y comercial del siglo XIX, fue una competencia por los mares del mundo, único medio por el cual se privilegió la expansión capitalista. La competencia por ser la primera potencia colonial capitalista se libraba en tierras lejanas y no en los orbes centrales. Inglaterra se erigió como la potencia más importante, secundadas por los Países Bajos y los estados prusianos-alemanes. EEUU recién pegó el salto luego de su guerra civil precedida, por cierto, por una gran conquista de territorios que pertenecían a México.

La primera etapa central de la historia humana por la conquista de la hegemonía mundial se dio con el descubrimiento del petróleo y la primera guerra mundial y, hacia el final de la misma con la novedad del primer estado obrero revolucionario: la Unión Soviética de Lenin, hasta su muerte en enero de 1924. Esa guerra, una verdadera carnicería humana concentrada en 4 años, se desarrolló básicamente en el centro del imperialismo, en Europa. Si uno se ubicara mentalmente en esos años, por ejemplo, 1916 ¿podría afirmar, sin el diario del lunes, cuales países hubieran vencido?

Alemania perdió y se abrió por primera vez una época revolucionaria con el surgimiento de la Unión Soviética que es la época que aun continuamos viviendo. Inglaterra se mantuvo como potencia mundial pero ya los EEUU comenzó su política imperialista de expansión industrial y financiera en el resto del mundo, pero sobre todo en lo que ellos denominan su “patio trasero”, Latinoamérica. Medio Oriente fue repartida entre los imperialistas vencedores por su riqueza petrolera y se impulsó la idea (preconcebida teóricamente en el seno de la comunidad judía como solución a la persecución que sufrían, pero puesto en práctica por el imperialismo para otros fines) de la creación de un estado gendarme del imperialismo en la región: el Estado de Israel. Pero para esto había que esperar que terminara otra etapa central de la historia: La Segunda Guerra Mundial.

El carácter de la primera guerra mundial fue el de un enfrentamiento inter-imperialista. No había dudas de eso y la política de los revolucionarios fue el “derrotismo revolucionario”.  En esos años se hundió al II Internacional y nació la III Internacional como columna vertebral de una nueva dirección revolucionaria mundial. No existía aun la contrarrevolución fascista o nazista, salvo elementos puntuales. Todos los regímenes imperialistas eran similares y la vida era lo mismo bajo el Káiser Alemán o el Rey de Inglaterra. Pero haber acertado en el carácter de la guerra hizo posible un partido bolchevique y la revolución rusa y el surgimiento de la III Internacional.

A posteriori de la guerra surgieron con fuerza primero el fascismo en Italia y luego el nazismo en Alemania sin olvidarnos del siniestro régimen imperial japonés. Las burguesías de todos los estados en general veían a la Unión Soviética como un ejemplo que había que desterrar de la faz de la tierra. A pesar de su dirección completamente burocratizada, un estado obrero sin una clase burguesa que la presida y una economía planificada, aunque sea burocráticamente, no estaba en el horizonte burgués.

Las guerras anticolonialistas fueron otro factor importante de desestabilización mundial que toma mucha fuerza al término de la segunda guerra mundial.

La II Guerra Mundial puso sobre la mesa otra vez qué imperialismo se quedaría con la hegemonía mundial secundado por el resto. Esta es la segunda etapa central de la historia. Durante 5 años de conflicto, el resultado fue el ascenso de los EEUU como primera potencia imperialista mundial hegemónica y el retroceso de Inglaterra. Todos los países del mundo bailaron durante esa guerra al son de esa música. Por ejemplo, Argentina, semi-colonia de Inglaterra fue la última en arrodillarse frente al imperialismo yanqui en el continente americano, con el golpe de 1955, en un proceso de concesiones que el gobierno peronista venia otorgando durante su mandato debido a las presiones norteamericanas –comenzando con el libro azul-. Por eso Argentina fue neutral durante la segunda guerra, no por convicciones soberanas sino para ser la heladera de carne de los ejércitos de su graciosa majestad.

Y aquí vamos a lo que citamos al principio de Nahuel Moreno, por no comprender el carácter de esa guerra, que fue una guerra entre regímenes incompatibles a pesar de ser conducida por clases burguesas imperialistas que en el fondo quisieran recrear un esclavismo moderno en cualquier lado. La segunda guerra mundial se dio con la existencia de la contrarrevolución.

“¿Cuál fue el elemento determinante de la Segunda Guerra Mundial, el contrarrevolucionario o el interimperialista?” (…) Es decir fue un error catastrófico el de Trotsky. Eran dos regímenes: un régimen en el que los judíos podían vivir y otro régimen en el que los judíos no podían vivir. A mí ya no me convence nadie de que no hay que "pelear por el oro", de que había que decirles a los judíos: "No agarre las armas ni empiece a matar nazis, porque [la política correcta] es la transformación de una guerra interimperialista en guerra civil y el mal menor es la derrota de Inglaterra y Francia". Ese tipo no puede entender nada, nos ve como delirantes. (…) Después de la guerra no pudieron lograr que siguiera la guerra contra la URSS porque era un movimiento de masas contra el nazismo tan brutal que cuando les dijeron que iban a dejar los ejércitos [en Europa] para seguir la guerra [contra la URSS], los soldados dijeron: "¡Un momentito, ya vino la democracia, chau!". Y empezaron a rajarse para sus casas. (…) Es para pensarlo, pero a mí me da la impresión de que nosotros, los trotskistas, los más grandes revolucionarios, perdimos la revolución más grande del mundo, que fue la guerra contra el Eje. Todo lo que vivimos desde entonces es el resultado de la más grande guerra revolucionaria que ha habido en el mundo, que adquirió características de defensa del Estado obrero en relación a la URSS, combinada con defensa del régimen democrático burgués, o de nuevas conquistas, como parte de la revolución socialista. Nahuel Moreno, ídem. Aclaración, la Segunda Guerra Mundial comenzó en setiembre de 1939, Trotsky es asesinado en agosto de 1940 y la URSS entra en guerra el 22 de junio de 1941.

Como decía antes surge EEUU como potencia hegemónica mundial capitalista secundado por el imperialismo europeo y la URSS de la burocracia junto a sus países satélites como estados obreros degenerados en el este de Europa (surge el pacto de Yalta y Potsdam), China hace nacer otro estado obrero en 1949 y surgen centenares de guerras anticolonialistas. Luego vienen Cuba en 1959 y Vietnam en 1975 con la primera derrota militar de los EEUU. Una etapa repleta de revoluciones inminentes, pero con la hegemonía mundial capitalista de los EEUU que imponía regímenes militares como respuesta a las luchas del movimiento de masas que a su vez se levantaba y las liquidaba conquistando regímenes democrático-burgueses, hasta que llegó la caída del muro de Berlín y la caída de la burocracia del Kremlin y su régimen. Todos los países del este de Europa cayeron como un castillo de naipes, Alemania se reunifica y los EEUU entraron en una década de hegemonía casi absoluta al punto que extendió la NATO hasta las barbas de Rusia cuando ya había desaparecido el Pacto de Varsovia. La burocracia china no estaba a la altura de disputar nada, pero una diferencia especifica importante la separaba de la rusa, su victoria contrarrevolucionaria de la plaza Tiananmen. De allí surge su política de restauración capitalista ordenada, logrando el ingreso de inversiones capitalistas con una clase obrera que comía un plato de arroz al día. En cambio, lo que quedó de la URSS se sumergió en un caos y si bien el régimen se cayó a pedazos lográndose libertades políticas como nunca antes lo permitió la burocracia, la restauración capitalista a falta de una dirección revolucionaria con influencia de masas siguió un curso anárquico y liderado por mafias surgidas del régimen anterior.

No podemos saber si el plan de la burocracia de la URSS tenía el mismo objetivo de la china: convertirse con el curso de los años en una potencia mundial capitalista. La china, ya entrada la segunda década del siglo XXI, lo logra. Al mismo tiempo en el mundo las masas derrotaban todos los gobiernos aliados del imperialismo yanqui y sus planes. Los últimos años del siglo XX y la primera década del siglo XXI se plagaron de revoluciones contra el régimen imperialista hipercentralizado yanqui en varios países de América Latina y surgieron nuevos gobiernos al calor de la movilización, pero ninguno de ellos liderados por una dirección revolucionaria. En el mundo árabe surge la “primavera” que tira gobiernos que llevaban décadas en el poder, pero no logra sustituirlos por nuevas direcciones, sino que otras viejas se reubicaron y frenaron el proceso, a excepción de lo ocurrido en Siria donde surge una revolución de la que pocos hablan y algunos ignoran olímpicamente en sus documentos: la revolución de las mujeres en Rojava.

La tercera etapa central

Pero el punto fundamental de este artículo es el siguiente: desde mediados de la década pasada entramos en una nueva etapa central de la historia. Producto de las luchas de los pueblos en el mundo los EEUU retrocedieron en su influencia y a su vez China se erigió con sus datos económicos en la primera potencia comercial en casi todo el planeta. Vivimos ahora no una guerra mundial abierta, sino solapada, otra disputa por la hegemonía mundial del mundo capitalista de hoy. ¿Seremos capaces de interpretar correctamente esta nueva etapa? ¿Cuáles son las diferencias respecto de las guerras mundiales anteriores? ¿Cuál es el carácter de esta guerra “solapada” la cual se combate en distintos planos (militar, económico, político, judicial, medios de comunicación, etc) en todo el mundo? ¿cómo intervenir en cada región del mundo? ¿debemos tener una misma política en Sudamérica que en Medio Oriente o en los países con influencia de Rusia o China o de los EEUU? ¿Cuál es el carácter de la guerra en ucrania en este contexto? En definitiva ¿qué es lo que más favorecerá a las luchas de las clases obreras, las mujeres y los demás sectores oprimidos en cada lugar específico?

Sin una guerra mundial abierta, que hoy sería apocalíptica, se está disputando otro momento histórico en la disputa por la hegemonía mundial del planeta dentro del mundo capitalista. ¿Podrá China acceder como primera potencia mundial capitalista en todos los terrenos – militar, tecnológico, económico, comercial, financiero, etc.? O ¿EEUU lograra mantenerse en esa posición derrotando las aspiraciones chinas? ¿Son los estados y regímenes yanqui y chino incompatibles? ¿Cómo se expresa la contrarrevolución en estos días?

Estamos en otra etapa central de la historia, la tercera en 100 años que, de no caer en una guerra de dimensiones catastróficas para el género humano, va a llevar varios años. Esto se refleja en cada país con sus especificas características: Una guerra total en los planos mediáticos, judiciales, políticos, económicos, etc., tan profunda que abre grietas hasta en los más capilar, en las familias. Si no comprendemos correctamente este marco internacional podríamos cometer los mismos errores que nos llevaron a ser una secta al término de la II Guerra Mundial. Pensémoslo y tratemos de evitarlo.

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