EL Covid-19 y el día después.
Debido a la pandemia de covid-19
se ha dado una discusión en diversos ambientes filosóficos, sociales y políticos,
incluso en las populares cadenas de whatsapp que tenemos con nuestros amig@s o
compañer@s acerca de que el mundo no va a ser el mismo a partir de ahora.
Es muy pronto para aventurar una
perspectiva clara de cómo saldría la humanidad de esta situación.
Uno de esos autores que han
puesto sobre la mesa esta discusión, Slavoj Sizek sintetiza una encrucijada
para el futuro de la humanidad: “El dilema es Barbarie o un comunismo renovado”.
El Capitalismo es barbarie.
A esta altura de los
acontecimientos, la primera toma de conciencia es la de que si seguimos
haciendo lo mismo como hasta ahora la Barbarie es inevitablemente el destino de
nuestra especie.
Hace varias décadas, en la cual existía
una notoria posibilidad de una guerra nuclear entre las potencias militares de
entonces, la URSS y la OTAN, el gran dirigente revolucionario argentino Nahuel
Moreno, vaticinaba lo siguiente: el dilema es “Socialismo o Barbarie”. Aunque
el holocausto nuclear era el principal peligro ya en esa época había señalado muy
al pasar algo muy profundo, lo que décadas después se convertiría en uno de los
pilares de la lucha contra la destrucción de la tierra: la lucha por conservar
el medio ambiente.
Hoy no existe la URSS y la OTAN prácticamente
navega al garete con una gran crisis entre sus miembros, sobre todo entre EEUU
y Europa y una Turquía prácticamente desanclada. Si, existe aún la posibilidad
de una conflagración nuclear debido a la existencia de estas armas pero no con
la intensidad, por el momento, que se vivía en las décadas del 50, 60, 70 y 80.
Hoy, sin llegar a las dimensiones
pequeñísimas del átomo, un microorganismo está dejando al mundo al borde del
colapso social, económico, humanitario.
Regar las teorías conspirativas
solo puede entrar en la lógica de la autodestrucción, es decir, en la lógica de
aquel que para salvarse o destruir a su enemigo utiliza un arma que
inevitablemente se le vuelve en contra. A ningún ser racional, incluso
capitalista, se le hubiera ocurrido esta idea. Claro, hay muestras de mucha
irracionalidad entre el 1% que detenta la riqueza que el 99% no tiene. Hay
gente que puede apretar el botón y hacernos volar a todos por los aires. Eso es
más fácil de ver pero nadie dispararía algo que le cae encima. Es un tema sistémico.
Es el sistema capitalista lo autodestructivo. Por más que haya personas “razonables”
conduciendo y administrándolo, la lógica que lo conduce es la lógica del “Titanic”,
inevitablemente va a chocar contra el iceberg.
En estos días de cuarentena
mundial, el programa “Cosmos” me trae a la memoria algo que dijo Carl Sagan: “Our
very existence in that distant time requires that we will have changed our
institutions and ourselves… (…)The vast distances that separate the stars are
providential. Beings and worlds are quarantined one from another. The
quarantine is lifted only for those with sufficient self-knowledge and judgment
to have safely traveled from star to star.” (Nuestra existencia misma en ese
tiempo lejano requiere que habremos cambiado nuestras instituciones y a
nosotros mismos... (...) Las vastas distancias que separan las estrellas son
providenciales. Seres y mundos están en cuarentena uno del otro. La cuarentena
se levanta solo para aquellos con suficiente autoconocimiento y juicio para
haber viajado de una estrella a otra de manera segura.)
Conservar, inhibir, destruir y superar.
Pensando en esta reflexión podemos
ver en la historia como muchas veces el ser humano dejó atrás sus viejas
instituciones e incluso a ellos mismos. No hay nada en la evolución social, económica,
política e incluso biológica que no se haya cumplido aquel elemento de la dialéctica
que es la síntesis de conservar, inhibir (o destruir) y superar. Cuando se
produjo aquella revolución en la fuerzas productivas que fue la agricultura
hemos cambiado instituciones en el camino evolutivo e incluso cambiamos
nosotros mismos. Los dioses fueron cambiando, los roles y la distribución comunista
dio paso a otros dioses y roles. Los dioses anteriores y sobre todo el rol de
la mujer cambiaron para preservar la nueva situación. Los dioses se conservaron
pero se destruyeron los viejos, la mitología cambió y el ser humano se superó
explotando a otros seres humanos. Este ciclo de conservar, destruir o inhibir y
superar siguió, los dioses se transformaron en uno, la mujer siguió siendo
oprimida pero con nuevas instituciones y mandatos. Los medios de producción avanzaron,
el dinero se convirtió en un nuevo Dios pero se conservan las religiones y al
mismo tiempo surgió la ciencia para cuestionar todo pero con instituciones que creó
el nuevo sistema capitalista que puso la ciencia al servicio de su desarrollo.
Los grandes imperios cayeron como
los soles cuando agotan todo su núcleo de hidrogeno. Los nacientes estados
nacionales asimilaron a las ciudades estados, en la misma síntesis de
conservar, destruir o inhibir y superar. Las ciudades como las células en los
organismos multicelulares siguieron existiendo pero fueron superadas por los
estados, como los organismos multicelulares superaron a los unicelulares.
Llegamos a nuestra época en la
cual la estructura (las relaciones de producción entre las clases) y la
superestructura de la sociedad capitalista (sus instituciones) se convirtieron
en una gran traba para el desarrollo de las fuerzas productivas y la evolución humana.
Es decir, las fuerzas productivas se convierten en su contrario, en fuerzas
destructivas y la evolución en involución.
Esto es lo que vemos en las últimas
décadas nítidamente, sin necesidad de la clarividencia que ya lo preanunciaban los
viejos pensadores marxistas, muy pocos por cierto, o científicos de talla como
Albert Einstein. Las dos primeras guerras mundiales, digamos de paso, fueron
capaces de despertar esa idea, pero sin ellas la destrucción posterior, de las últimas
décadas, fue más agazapada, traicionera y tan nefasta como aquellas.
La vieja idea de Marx, de que la
sociedad socialista iba a desarrollarse haciendo la revolución en los estados
cuyas fuerzas productivas fuesen las más desarrolladas fue desmentida con la revolución
rusa hecha en una país atrasado y pobre que demostró a pesar de todo la
capacidad de superarse y competir en un breve periodo con las potencias
capitalistas e imperialistas. Pero a largo plazo esto era imposible, en su seno
llevaba un problema de desarrollo que lo atrofiaron como aquel bebé que nace
prematuro y sin todos los órganos desarrollados. Solo una extensión de la revolución
en los principales países de Europa podría haberle dado los cuidados para
seguir evolucionando. La teoría estalinista del socialismo en un solo país, era
la teoría de la célula superior al organismo multicelular. Jamás hubiera
superado a una económica capitalista mundial cuyas principales locomotoras eran
los países imperialistas. Incluso cuando después de la segunda guerra mundial,
un tercio de la población mundial transformó sus estados capitalistas en
estados no capitalistas, fueron incapaces de federarse para poner sus fuerzas
productivas al servicio de extender la derrota de los países capitalistas, cada
uno pensó en conservar su propio estado, fuente de los privilegios de sus
castas burocráticas ajenas a las necesidades de la clase trabajadora. Esto fue
así porque sus direcciones políticas provenían de la pequeño burguesía y el
campesinado con la idea de construir su propio estado. ¿Progresivo? Puede ser,
sacarse de encima la bota del imperialismo lo es, pero sin una visión internacional,
solo para conservar su propio negocio, tarde o temprano sucumbe ante un sistema
que sigue siendo superior a pesar de su capacidad destructiva: el sistema
capitalista imperialista.
El sistema capitalista es un sistema mundial y como tal solo puede ser
superado por otro sistema mundial.
Sizek plantea algo lógico en su
encrucijada. Aquel sistema comunista fracasó por eso habla de un sistema
comunista “reinventado”. No es casual que Zisek desde el corazón de Europa
tenga esta visión. Nada se ha visto como un fracaso de aquel comunismo como en
Europa. Otros lo denominan “Socialismo real” a aquella experiencia. Y,
efectivamente, fracasó. Volver a repetirla sería toda una involución.
Pero esto no significa que Marx
haya fracasado, no, ya que nos dejó una guía para trabajar, que fue superada,
pero al mismo tiempo conservada, que se sintetiza en una totalidad abierta y
llena de relaciones, concreta por la combinación de muchos métodos de lógica.
La nueva estructura social
resultante de esta crisis saldrá de la combinación de elementos desigualmente
desarrollados. Estos elementos son muchos en el sistema capitalista mundial,
los estados naciones, los avances tecnológicos, el sistema financiero, los
recursos energéticos, la producción de alimentos, el desarrollo científico (de
salud sobre todo), las clases sociales, los sectores oprimidos, sus
conciencias, sus direcciones, y otros elementos que son parte del sistema como
el negocio de las armas, drogas, trata, etc.
Este sistema no terminará por sí
mismo, de seguir así, nos conducirá a la Barbarie, tal como preanunciaron
Moreno antes y Sizek ahora. La acción del ser humano solo es capaz de ponerle
fin y comenzar una nueva era de la humanidad.
No sé si vamos a poder explicar cuál
sería la estructura nueva resultante con los elementos que tenemos ahora,
seguramente lo que salga sí explicará perfectamente nuestra propia realidad
social actual.
De todos modos podemos enunciar
algunas cosas que tienen que suceder para evitar la barbarie:
1) Desde
ya la acción humana que tiene que acabar con este orden de cosas, con este
sistema e instaurar uno nuevo. Aquí tenemos el problema del tren (¿hasta qué estación
podrá llegar?) que viene de dos factores desigualmente desarrollados y
conectados, la madurez de la lucha del movimiento de masas, la clase
trabajadora y los oprimidos y su dirección política revolucionaria que tiene
una crisis muy grande que carece aún de esos humanos capaces de conducirla, esa
es la crisis de dirección revolucionaria que es la crisis de la humanidad y aún
no está resuelta y esperemos que la humanidad lo revierta. No es imposible
incluso hacerlo en poco tiempo pero de esto depende en mucho la nueva sociedad
que surja y es uno de sus ingredientes desigualmente desarrollados
fundamentales.
2) Los
estados naciones capitalistas deben ser asimilados, destruidos y superados. Una
nueva sociedad mundial solidaria e internacionalista no debe estar basada en
las fronteras nacionales y sus estados que están al servicio de una explotación
que solo sirve al imperialismo, al capital financiero y divide a la humanidad.
Deben ser solo meras administraciones y dar paso a una globalización de los
recursos y a una democracia completa, local y global, en donde los productores,
los servicios y los usuarios o consumidores, establezcan las líneas de las
necesidades de la humanidad y la naturaleza acabando con la lógica de la
ganancia capitalista para la cual hoy todo está a su servicio y su poder destructivo.
Debería surgir un estado a nivel mundial en donde los científicos y la
humanidad toda se liberen de las limitaciones del capitalismo y el positivismo
y expandan los horizontes de la humanidad.
3) Los
medios de producción deben estar al servicio del desarrollo social, ecológico,
sanitario, educativo, cultural, comunicativo, etc. acabando con la propiedad
privada de los mismos. Estos medios serán de propiedad social, colectiva. Las
comunidades a través de sus trabajadores serán los que la administren democráticamente
en base al desarrollo local y las necedades globales y el respeto absoluto por
el medio ambiente, la naturaleza y su biodiversidad.
4) La
nueva estructura social deberá también acabar completamente con todo tipo de opresión.
La liberación de la mujer y su lucha es uno de los elementos que más desarrollo
llevó en estos últimos años y será uno de los elementos que se combinaran en la
nueva sociedad. Esta lucha incluye a los demás oprimidos como lo son por su orientación
sexual y los pueblos originarios. No habremos cambiado la sociedad si no hay
efectiva igualdad entre el hombre y la mujer.
5) Esta
sociedad basada en la educación, la ciencia y la investigación seguramente
dejará de lado las viejas supersticiones y creencias pero al mismo tiempo
respetará estas creencias en el ámbito de la privacidad de las personas. La
nueva sociedad será de seres humanos libres y no se podrá sustentar creencias
particulares. De hecho, si los estados naciones son superados eso sería un
hecho a menos que se sostenga una religión mundial lo cual sería retrógrado.
Estas son algunas pocas cosas,
pero sin las cuales no se podrá superar este sistema actual de cosas y nos
llevará irremediablemente a la barbarie. ¿Será el comunismo renovado de Sizek?
Creo que más bien sería el paso a una sociedad más justa, igualitaria, con
prioridades que tengan en cuenta al ser humano y la naturaleza. A ese sistema
MUNDIAL, muchos en el mundo lo llamamos SOCIALISMO. En fin, pónganle el nombre
que quieran, lo importante es hacerlo.
Desde ya será una lucha dura. En
muchos casos iremos logrando algunas conquistas estado por estado. Por ejemplo,
lograr la separación de la iglesia del estado o el tema de la igualdad de género
o la nacionalización del comercio exterior o de la banca para comenzar a
quitarle el poder a los elementos fundamentales que hacen al sistema
capitalista. Tal vez la salud y la educación con esa lucha quede exclusivamente
en manos del estado como plantea muy bien la actual situación.
Tal vez lleguemos a que en
algunos estados nacionales se logré esto, de ser así deberían federarse para
desaparecer los estados componentes (asimilación, destrucción y superación).
Tal vez esto implique una feroz lucha dialéctica entre necesidades y
libertades, pero la pandemia nos está acostumbrando a eso. La pandemia también nos
está obligando a ver el mundo de conjunto dejando de lado nuestro típico ombligo
nacionalista. En fin, la pandemia nos prepara para otra lucha superior.
Tal vez si controláramos a través
de un estado todo lo fundamental del sistema capitalista porque ese estado es
una superpotencia mundial. Quiero decir, asimilar-destruir-superar al sistema
por el mismo control de uno de sus principales estados no es una hipótesis que se
deba descartar. Hoy pasaría por tener el control de EEUU o China por ejemplo.
Es lo más difícil pero al final sería lo más fácil para el después. Moreno
bromeaba al respecto diciendo que en un país colonial o dependiente la revolución
se haría solo levantando el teléfono.
Lo único que se seguirá
desarrollando como antes es que “los de arriba no pueden y los de abajo no
quieren”. Porque en lo demás nada será igual después de la pandemia. Nada.
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