La situación Argentina y los regímenes imperialistas
En Argentina se han cerrado las
alianzas electorales y en el bloque de los partidos capitalistas hay
reagrupamientos y particularidades que lejos están de aquel sólido régimen en
el cual el PJ y la UCR eran dos caras de la misma moneda.
La UCR se entrega de pies y manos
al partido de gobierno, solo unos pocos exponentes rompieron filas y se
alejaron al Kirchnerismo. Lavagna, de extracción radical, formó una alianza con
el GEN (ex radicales), el partido socialista y la huestes de Urtubey, peronista
de la provincia de Salta, estos últimos ligados a terratenientes y oligarcas de
todo tipo y también al imperialismo. El peronismo lejos de ser un movimiento monolítico
como antaño está también dividido pero tiene una particularidad que lo
diferencia de la UCR y demás: su trabajo territorial y sindical. Un sector con Pichetto se fue con el gobierno
pro imperialista de Macri, otros con Lavagna y, el PJ y los caudillos
provinciales e intendentes, con Cristina Kirchner. Queda por ver algunos
gobernadores electos con qué boleta van a poner a sus candidatos nacionales
pero está claro que ellos adelantaron las elecciones por esta crisis. Por eso Sergio
Massa del Frente Renovador, a pesar de ser un asiduo visitante de la embajada y
haber ido con Macri en su primer viaje a Davos en 2016, prefiere estar detrás
de la boleta electoral de Cristina: tiene que defender su tropa y su
construcción con quien más votos le garantizan, aunque tenga gente que se le
aleja como Graciela Caamaño, esposa de Luis Barrionuevo, un hombre ligado a la
embajada yanqui.
Es que el gobierno de Macri es
odiado por los trabajadores y los sectores populares y también por parte de la
clase media. El Kirchnerismo, lejos del
planteo de “fin de ciclo” que algunos avizoraban por el 2015, vuelve al ruedo con
ambiciones de ser gobierno otra vez producto del hambre y la miseria del
gobierno PRO. Hay que ver cómo sale la izquierda (más unida gracias al acuerdo FIT-MST) de esta elección donde va a tener mucho peso el "voto útil" para sacarse de encima a este gobierno.
Todas estas idas y venidas en el
peronismo y la debacle del radicalismo es producto de que aún no se cerró la
crisis abierta en el 2001 y tampoco la crisis de dirección revolucionaria lo
que les permite seguir sobreviviendo. Algunos por una fuerte convicción pro
imperialista y otros por ser parte de una casta política privilegiada se van
acomodando al vaivén electoral ¿Por qué está ocurriendo esto? Hay que analizar
la crisis del régimen imperialista.
El régimen
imperialista tradicional
“Al imperialismo norteamericano no
se lo puede definir por el régimen interno (el existente en EEUU), sino por el
régimen de conjunto, mundial, de dominio, del cual el régimen interno americano
es solo su parte privilegiada. Parte del régimen imperialista yanqui son los
regímenes de Pinochet, Somoza o del Sha de Irán” Dariush Karim, La Dictadura Revolucionaria del
Proletariado.
Este régimen imperialista en su
momento de mayor predominio sobre el movimiento de masas mundial, tenía a su
frente a Videla, Pinochet, Stroessrner, Somoza, otras dictaduras de Centro América,
dictaduras en España, Portugal, Grecia, Haití, decenas de colonias en África y
el resto del mundo. Esos eran sus gobiernos y sus regímenes nacionales para
controlar cada país bajo sus garras.
El movimiento de masas en lucha
le arrancó posteriormente regímenes democrático burgueses caracterizados por un
bipartidismo bajo el control norteamericano. En Argentina se asentó en el PJ y
la UCR y de manera similar en otros países. Esto alcanzó su pico máximo de
dominio en la década del 90 luego de la caída del muro de Berlín con el auge de
los planes neoliberales. Este régimen imperialista, sea con dictadura o
democracia burguesa, implica un alto
grado de centralización política directa a través de la clase burguesa
nacional y sus partidos e indirectamente a través de ONG, Universidades, medios
de comunicación, etc.
Pero más movilizaciones
revolucionarias tiraron abajo su bipartidismo abriendo paso a nuevos partidos
que nunca estuvieron en el poder antes o a nuevos fenómenos como el chavismo.
Esto causo un descalabro monumental en
la estantería imperialista yanqui y europea pues si bien subieron al poder
sectores pro-capitalistas, que no
ponían en cuestión el control del estado por la burguesía nacional e
imperialista, en muchos casos éstos ya no le respondían directamente sino que,
a pesar de ellos y justamente por haber sido catapultados al gobierno por
movilizaciones revolucionarias, si bien cedieron a muchas presiones del
imperialismo, no eran SUS gobiernos, es decir, aquellos que solo son delegados
obedientes de las instituciones imperialistas y tuvieron que dar algunas
concesiones al movimiento de masas producto también de un viento a favor de la economía.
Por dar un ejemplo, el gobierno
Kirchnerista pagador serial de la deuda externa de Videla, se desembarazó del
FMI y mantuvo un litigio hasta el fin de su gobierno con los fondos buitres.
¿Qué paso? Las revoluciones que tiraron a los regímenes imperialistas
bipartidistas llevó al poder a sectores que empezaron a tomar distancia del
imperialismo. Esa ola, se extendió a casi toda Latinoamérica y por la crisis de
dirección revolucionaria no fueron gobiernos de ruptura total con imperialismo
y de construcción socialista sino capitalistas posibilistas.
China asoma y disputa
la hegemonía mundial
Hubo otros factores
internacionales que comenzaron a tener influencia. China, producto de una
victoria contrarrevolucionaria aplastante, logró convertirse en una economía
capitalista con un crecimiento de dos dígitos que la catapultó al podio del PBI
mundial junto a EEUU y la UE si la tomamos de conjunto. Rusia, desde más atrás [ya
que la burocracia estalinista fue derribada por una tremenda revolución y luego
de una década de caos y anarquía económica y la falta de una dirección
revolucionaria que la llevara por el camino del socialismo] logra recomponerse
recién a mediados de la primer década del nuevo siglo aproximadamente como una
economía, si bien no tan exitosa, al menos estable para volver a erigirse como
potencia regional y mundial.
Si bien la crisis del 2008 que
estalla en el corazón del imperialismo yanqui, golpea también a la economía
china que pasa a tener PBI de un digito (7% u 8%), no impide que su dinámica de
crecimiento siga siendo superior al de EEUU y Europa (en recesión gran parte
del tiempo). Estos regímenes, comienzan a tener una gran influencia no solo en
el terreno comercial sino también en el terreno financiero y también en la
carrera tecnológica. “De acuerdo al “2019
Global R&D Funding Forecast” la potencia asiática ya concentra el 22 por
ciento de la inversión mundial en Investigación y Desarrollo, más que toda
Europa junta, que alcanza el 20, y ya cerca del 25 por ciento de Estados
Unidos.” Pagina12
12/05/2019. Es una posibilidad que se convierta en la primera potencia
mundial, algo que dependerá de su lucha con el imperialismo yanqui en el
tablero mundial. Y de esto se trata todo lo que estamos viendo en la crisis
política del amo del norte en muchos países de América Latina.
A diferencia del régimen
imperialista yanqui, el neo-imperialismo chino tiene otra naturaleza. Es la
naturaleza de aparato burocrático que puede reproducir una dictadura o
totalitarismo como el régimen imperialista yanqui pero que tiene otra marca de
nacimiento. Esto lo vemos en Ortega, Maduro, Basher Al-Assad, etc. La diferencia es que aún no posee el
centralismo que tiene el régimen imperialista de los yanquis. Es muy
parecido al dominio burocrático del movimiento obrero en un país cuya dirección
burocrática se puede asentar en los sindicatos más fuertes que domina y de ahí
para abajo acuerdan con el resto de las direcciones burocráticas de gremios
menores ya que a todos les unen sus privilegios que defender. En su carrera por
ser la primera potencia mundial, China no se va a meter aun de manera directa en
cuestiones internas de un país latinoamericano, por el momento va a apoyar o
sostener de distintas maneras a aquella dirección que le permita avanzar
económicamente en ese país y en toda la región. Porque si bien el estalinismo
abandonó la nefasta teoría de la construcción socialista en un solo país para
superar al capitalismo imperialista, no dejó de lado el otro pilar: la de la coexistencia
pacífica con el imperialismo aun en el terreno de una carrera capitalista por
el dominio del mundo ya que su nueva teoría es la de imponerse como potencia
capitalista internacional. Vamos a ver qué tipo de régimen internacional se
impone si China logra ser la primera potencia mundial indiscutida.
En Argentina, el kirchnerismo no es
una dirección de confianza del imperialismo yanqui/europeo y sobre todo de su
capital financiero, por eso es atacado virulentamente por medio de los agentes
imperialistas de los yanquis en la justicia y los medios de comunicación y además
es una corriente que se alinea con el Papa, el castrismo y el Foro de San
Pablo. La crisis económica, social y
política de los EEUU es de tal gravedad que no se puede dar el lujo de perder
el control directo de ningún país. Esto sucede en todas las etapas en la
cual hay un cambio de mando a nivel internacional, incluso en aquellos en que
los imperialismo son similares como fue el traspaso del mando de Inglaterra a
EEUU en la segunda guerra mundial. Acá se produjo un vacío entre aquellos que
se mantenían fieles a su graciosa majestad británica y los que les abrieron la
puerta a Braden. Esa crisis permitió el nacimiento del peronismo y el golpe del
55 le dio el control definitivo a los EEUU. Después las cúpulas peronistas con Perón
mismo se adecuaron al nuevo amo siendo un partido más de su régimen internacional
a pesar que gran parte de sus bases se oponían y se resistían a la entrega del país.
Un nuevo momento histórico
La diferencia es que esto ocurre
no ya en una economía de post guerra, de gran crecimiento, de boom económico
sino en una de las peores crisis económica del sistema mundial capitalista a la
que se suma una crisis ecológica nunca antes vista producto de la actividad humana
capitalista.
Que EEUU pierda su influencia en
su “patio trasero” sería prácticamente su fin como potencia hegemónica. Por eso
sus fieles sirvientes intentan TRES cosas principales, 1) tratar de revertir la
relación de fuerzas que tiene a favor el movimiento obrero y de masas, para eso
necesita usar las FFAA y Gendarmería, 2) revivir al FMI y otras instituciones
multilaterales de crédito dominadas por los EEUU (solo en Argentina lo logró).
Y 3) aniquilar toda expresión política que no le permita un control político
directo de la región (y por ende evitar un crecimiento de la influencia
china). Y para esto no escatima a jugar
con fuego, ya que en ese camino no solo puede crear un desprestigio enorme de
sus oponentes políticos si no también de sus aliados como lo demuestra la hecatombe
del PMDB y PSDB en Brasil en su lucha contra el PT, el cual no le sirve más,
aunque el PT haga todas las cosas para parecerle confiable y amigable. El
surgimiento de un Bolsonaro es más parte de esa crisis que un mérito político de
una gran potencia. Pero juega con fuego, ya que si bien Brasil no es Argentina,
en la medida que Bolsonaro no resuelva los problemas económicos e intente
aplicar su programa fascista puede hacer despertar al gigante movimiento obrero
brasilero como se preanuncia con la exitosa huelga general del 14 de junio.
En Argentina, la relación de
fuerzas sigue estando a favor del movimiento obrero y popular y si éste no
obtiene una victoria contundente es por la traición de la burocracia de la CGT
y el kirchnerismo que no impulsan que se vaya Macri ahora, sino que canaliza
todo por la vía electoral.
El imperialismo está desesperado
por retomar el control de la situación porque todo su régimen internacional
corre peligro. Está tan debilitado que su régimen interno está atravesado de
una crisis que permitió que surja un Trump pero también corrientes de izquierda
que levantan el Socialismo como salida. Lo que pasa es que al no resolverse la
crisis de dirección revolucionaria solo vemos la punta de un iceberg del cual
ignoramos o no llegamos a comprender todo lo que no se ve. Creemos que hay que
seguir sosteniendo lo de Lenin, de que “los
de arriba no pueden y los de abajo no quieren”, incluso con un Bolsanaro en
Brasil o un Ortega en Nicaragua. No importa el nombre que le demos a la
situación, pero se van a seguir produciendo rebeliones y revoluciones porque todavía
no se ha asestado una derrota categórica al movimiento obrero y de masas. Como dijo
Trotsky, “La victoria no es el fruto maduro de la ‘madurez’ del proletariado. La
victoria es una tarea estratégica. Es necesario utilizar las condiciones
favorables de una crisis revolucionaria a fin de movilizar a las masas; tomando
como punto de partida el nivel determinado de su ‘madurez’, es necesario
empujarle a ir hacia adelante, enseñarle a darse cuenta que el enemigo no es
omnipotente, que está desgarrado por sus contradicciones, que reina el pánico
detrás de su imponente fachada”. Desnudemos pues la omnipotencia del
imperialismo y sus contradicciones y también la de las falsas opciones
progresistas que le permitieron recuperarse. Y empujemos hacia adelante porque
las condiciones para movilizar y construir la dirección internacional y
nacional de los revolucionarios socialistas son extraordinarias.
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