2018: Panorama Mundial

¿Una etapa de cambios?


En varios periodos históricos de la vida del sistema capitalista hemos visto como el dominio sobre el mundo (al abarcar aquel a todo el planeta) atravesó una serie de competencia feroz (en el mejor de los casos) entre las grandes potencias mundiales hasta las guerras más destructivas del ser humano y sus fuerzas productivas que haya conocido la humanidad con la 1° y la 2° guerras mundiales.


Si bien desde la 1° revolución industrial, Inglaterra y Alemania se disputaron ese dominio, terminada primera guerra mundial el dominio ingles se impuso pero al mismo tiempo emergía otra potencia, los EEUU. Es decir, se vivían tiempos donde se combinaban ascenso y descenso de supremacía imperialista.

La segunda guerra mundial en la cual ya existía el primer estado no capitalista o transicional, la URSS y la cara burguesa aterrada en el rostro del nazismo hitleriano que quería acabar con aquella pero intentando también ser la máxima potencia mundial, hicieron – al término de la misma - que el viejo Reino Unido de la Gran Bretaña cediera ese liderazgo a los EEUU. Pero fue un liderazgo del sistema capitalista en su conjunto que tuvo que enfrentar la expansión del dominio de la URSS en Europa del Este y a la revolución China, en lo que se constituyó en la llamada “Guerra Fría”. En ese periodo se dieron revoluciones en casi todo el planeta, sean estas anticoloniales, democráticas y hasta de ruptura con la burguesía local como en el caso de Cuba, Vietnam y Camboya. Fue un periodo que Nahuel Moreno llamó de Revolución Inminente. Fue, y es aun, un liderazgo en el cual los otros países imperialistas, con alguna que otra crisis, estaban al servicio de mantener el sistema capitalista mundial bajo la supremacía norteamericana.

Pero volviendo a la segunda guerra, en ese periodo los fieles súbditos cipayos de los países coloniales o semicoloniales de su graciosa majestad comenzaban a sentir la debilidad creciente de su amo, en algunos países se impuso la neutralidad ante la guerra, y surgieron movimientos nacionalistas progresivos independientes en ese momento. El cambio de mando de un imperialismo a otro, si bien se dio en ese breve y convulsionado periodo de la segunda guerra mundial, produjo crisis en los países periféricos. Surgió el peronismo en Argentina y se revitalizaron otros movimientos nacionales que ya venían luchando contra el imperialismo yanqui en su “patio trasero” americano o contra Inglaterra en otras partes del Orbe.

Este momento de crisis política provocado por la segunda guerra, si bien fue breve en términos históricos, fue muy intenso y hay que prestarle atención y ver que semejanzas y diferencias tiene con la actualidad.

Pasado el desconcierto, en el mundo capitalista finalmente se impuso como superpotencia mundial los EEUU. Bajo su liderazgo se impusieron todos los planes estratégicos y tácticos sobre el resto de los países capitalistas y muchos movimientos “nacionales” se inclinaron ante esa situación. En algunos casos como el cubano, su política de apriete fue contraproducente ya que también tenía como factor contrarrestante el bloque “soviético” y su alianza militar en el “pacto de Varsovia”. Eso, sabemos, dejó de existir, como la nefasta teoría del “socialismo en un solo país” estalinista. Décadas después cae el muro de Berlin y las propaladoras del capital financiero y el neoliberalismo ad ultranza levantaron las velas para aprovechar el viento a favor, pregonando el “fracaso del Socialismo” y el “fin de la historia”.

No pasaron muchos años, dos décadas casi, y la crisis crónica de la económica capitalista tuvo un pico de convulsiones en el año 2008. Si bien los casos de restauración capitalista de la ex URSS y China fueron diversos, estos puntos fuertes de penetración del capital en todo ese terreno fértil, ahora se le convirtió en su contrario ya que China se convirtió en una potencia mundial capitalista gracias a su crecimiento de dos dígitos antes de la crisis del 2008 y su aun discreto crecimiento de 6-7% anual posterior a la crisis. Y la Rusia actual sigue manteniendo un gran poder militar que lo hace imponer en su área de influencia (Crimea, Siria, etc) sin contar con la dependencia europea de sus hidrocarburos.

Desde la última gran crisis aguda del 2008, que no será la última ni ha sido superada, los EEUU han cedido terreno político e incluso militar en algunas áreas del planeta. La crisis lo ha golpeado de lleno como al resto de los centros imperialistas tradicionales en Europa. Surge como competidor a nivel global China y, si bien no es aun la primera potencia mundial, es importante ver las dinámicas que tienen unos y otros. EEUU en retroceso con una economía que cuesta que tome ritmo y China en ascenso, esto se ve ya desde hace 10 años.

Algunos analistas sostienen que si bien EEUU mantiene el liderazgo en materia tecnológica esto puede cambiar a favor de China en un lustro o menos. El diario El Mundo sostiene que ya lo es a nivel comercial[i] y plantea que el binomio China-Rusia se encamina a relevar el liderazgo de los EEUU[ii]. Si fuese algo lineal y progresiva la línea histórica – que no lo es – China seria en 1 o 2 décadas la principal potencia mundial. Eso lo deberá constatar la misma realidad.

Sin embargo lo importante es que hay una puja y si bien son dos modelos del sistema capitalista, no lo son genética y estructuralmente. En un articulo del Financial Times del 31 de Diciembre señala que “Los empresarios tecnológicos estadounidenses están orgullosos de haber alcanzado el éxito sin la ayuda del Gobierno. Por el contrario, los grandes grupos tecnológicos chinos se sienten orgullosos de su exitosa colaboración con el Gobierno. Lejos de obstaculizar la generación de beneficios, el país comunista ha sido de lo más lucrativo para los inversores extranjeros. La tendencia debería continuar en 2018.”[iii]

En el artículo “Rusia: todos los caminos conducen a Putin” señalando las diferencias entre el proceso de restauración capitalista entre Rusia y China escribí que “En China el dominio del estado, base material de la burocracia sigue en manos del Partido Comunista Chino, su bandera sigue siendo roja con estrellitas. Controlan toda la vida política, social y económica. El capital entró según los planes de ésta burocracia y según sus condiciones, si bien éstas están supeditadas a la situación de la economía mundial, sigue siendo la burocracia del PC Chino quien maneja las inversiones hacia China como las inversiones chinas en el exterior. Es decir, en China, un sector se convierte en burgués, multimillonario por cierto, y otro sector, también multimillonario, controla todo desde el estado. En esta división de tareas hay una supeditación de los primeros a los segundos. Cuánto durará no se sabe, pero es así[iv]

Son dos modelos capitalistas que tienen un enfrentamiento neto entre sí, no es el natural cambio de mandos que se dio entre la Gran Bretaña y los EEUU durante la segunda guerra mundial, la puja actual sobre el liderazgo del mundo se da entre el tradicional imperialismo yanqui y europeo y el ascendiente neo-imperialismo chino. Se recrea otra guerra fría pero esta vez con los rostros sin mascaras de los herederos de la burocracia estalinista y el imperialismo occidental.

Esta pelea adquiere distintas formas a lo largo y ancho del mundo. En algunos lugares son intervenciones militares en donde ambos parecen decirse “ojo, yo también estoy aquí” aunque sin enfrentarse entre sí. Son guerras a través de terceros, como la que enfrentan a Irán y Arabia Saudita en Yemen o en Siria entre Basher Al-Assad y los grupos sostenidos por Turquía y Arabia Saudita (estos dos ahora alejados por los acuerdos que Turquía tiene con Irán en contra del pueblo Kurdo y su posicionamiento a favor de Qatar en su conflicto con la familia Saud). Pero en el terreno comercial se da en casi todo el planeta entre las crecientes inversiones Chinas y las típicas recetas neoliberales del FMI que responden a la crisis de los EEUU y Europa.

En el terreno político se plasman en los distintos enfrentamientos que se dan en cada país y que se traducen en la intervención de la justicia y los medios de comunicación. Cualquiera sea el gobierno y a quien responda siempre hay una cobertura y un encubrimiento mediático para uno u otro lado, por ejemplo, en Venezuela a favor del régimen de Maduro (sostenido por Cuba y China) o el del gobierno de Macri sostenido por los imperialismo occidentales, y también en ambos se produce su correspondiente persecución judicial.

Esto se da de un modo desigual y combinado. Una y otra fracción burguesa y/o pequeña burguesa se inclina hacia un lado u otro según sus vinculaciones. El que tiene una centralización al respecto es el imperialismo yanqui y europeo, facilitada por décadas de dominación mundial. Del otro lado los vínculos son más en forma de redes, “el aliado de mi aliado” o “el enemigo de mi enemigo”, pero esencialmente los lazos comerciales y financieros chinos son los que le dan base material. Algunos sectores (como el vaticano) y analistas de política internacional plantean que hay en curso una 3° guerra mundial que se da en distintos terrenos y formas. Y sobre todos está pendiente la espada de Damocles de una nueva crisis aguda mundial como la del 2008 - en el marco de una crisis crónica que lleva décadas - y sobre quien recae más la responsabilidad es sobre la FED (Reserva Federal de los EEUU) que maneja la moneda principal en el mundo: el dólar.[v]

Un tercero en discordia

Honduras

Pero si por arriba existe este enfrentamiento, en todo el mundo están los pueblos que se oponen a uno y otro.  Hay una ola de movilizaciones a nivel planetario de los de abajo contra exponentes de ambos relatos.

En América Latina, Honduras ha salido a la calle contra el fraude y sigue un proceso de movilización con picos de crisis en las fuerzas policiales, toda Centroamérica acompaña con una seria de huelgas y luchas importantes. Si bien el régimen de Maduro aún perdura, lo hace con una debilitada y dividida oposición pero entre ellos se comienza a vislumbrar una salida como lo reflejaron las elecciones municipales. En Perú el régimen de Pedro Pablo Kuzinsky se bambolea al calor de las movilizaciones contra la corrupción del presidente y el pacto para indultar a Fujimori. Ecuador entró en una gran crisis dada la política del actual presidente Lenin Moreno opuesto a su predecesor Rafael Correa, un ejemplo que bien pudo darse en Argentina si Scioli le ganaba a Macri. El pueblo brasilero está levantándose contra una reforma laboral que atrasa un siglo las condiciones laborales de los trabajadores en una batalla clave en la primera economía del subcontinente. En Argentina, apenas 2 meses después de “ganar” las elecciones con el 40% de los votos a nivel nacional, el gobierno de Macri se vio sacudido por masivas movilizaciones y cacerolazos que lejos están de ser un rayo en cielo despejado. El 2018 será un año de batallas importantes en donde paralelamente a la pelea que se da por arriba irrumpirán con fuerza los trabajadores y el pueblo que deberán resolver varios problemas con sus dirigentes políticos y sindicales. La burocracia sindical también se verá sacudida por la pelea de los de arriba y la presión de los de abajo. Esto ya está abriendo “grietas” que deben ser bien utilizadas sabiendo ubicarse en las particularidades de cada país.

Europa no sale de su crisis económica y política, lo refleja el Brexit, la reforma laboral de Macron, la crisis española por las movilizaciones de masas en Catalunya pero también en otras regiones. Éste último es un proceso revolucionario democrático que puede alterar a toda Europa y su Unión. En el este las poderosas huelgas de la VW en Bratislava y de la FIAT-CHRYSLER en Serbia, empujan a los batallones obreros menos pagos a subir la presión salarial en el oeste. Grecia sigue su crisis sin salida en medio de movilizaciones. Y todo lo que sucede en el Magreb y Medio Oriente se refleja en Europa en la crisis de los refugiados, la inmigración y la lucha del pueblo kurdo. La crisis política con estados sin gobierno como el que tuvo España varios meses (300 días) en 2016 puede repetirse en Italia (elecciones en marzo) y Alemania. La poderosa clase obrera europea libra una pelea sin centralización y por sectores. Que distinto sería con una dirección que pudiera unir las luchas en cada país. La crisis de dirección se hace notar.

En Medio Oriente es donde más se ve el enfrentamiento por arriba pero también en donde los de abajo han logrado imponer una salida distinta: Rojava. Yemen está en una crisis humanitaria en donde 20 millones de personas están al borde del hambre y bajo el bombardeo de los aviones saudíes. En Siria, el régimen de Al-Assad sobrevive con ayuda rusa pero no logra controlar todavía algunas ciudades occidentales y sobre todo tiene una revolución inédita en el norte y este donde existe la Federación Democrática del Norte de Siria lideradas por las fuerzas kurdas de Rojava donde la revolución ha logrado importantes conquistas democráticas y de derechos de la mujer y de las minorías basado en asambleas populares y concejos locales donde participan todos los sectores, absolutamente laico, no racista y no nacionalista. Ésta revolución se contagia a Turquía en donde el régimen despótico de Erdogan comete un genocidio pero camina sobre un delgado hilo que lo puede hacer caer en el vacío ya que pacta con Rusia, Siria e Irán teniendo el 2° ejercito de la OTAN. Y los de abajo se levantan contra el corrupto gobierno autónomo del Kurdistán iraquí exigiendo contra el alza del costo de vida y por trabajo. No es casual que la movilización de masas se alzará en Irán por el mismo motivo poniendo en jaque al régimen de los Ayatollah acabando con el relato de los que dicen que Irán es un país antiimperialista o “nacional y popular”. Aquí es de resaltar que su pueblo se levanta también en contra de la intervención militar de Irán en otros países como Siria y Yemen.

En el Magreb la lucha del pueblo rifeño y marroquí en general no se ha detenido a pesar de la represión y las detenciones. Algo parecido sucede en Egipto que vivió una oleada de huelgas con los trabajadores textiles a la vanguardia y un régimen que hace crecer el odio de los de abajo imponiendo duras sanciones a los dirigentes de las huelgas quitándole sus derechos. Y entre ambos se vuelve a alzar masivamente el pueblo tunecino contra el alza del costo de vida a 7 años de su revolución democrática que tiró a Ben Ali que estuvo 22 años en el poder.

Túnez

La espada de Damocles que flota sobre algunos países vistos hasta aquí es el del endeudamiento externo. Según la calificadora de riesgo Standard & Poor’s, Argentina, Turquía, Pakistán, Egipto y Qatar son los países más vulnerables a los cambios en las condiciones financieras internacionales por lo cual tienen condiciones para estallidos sociales inesperados. Solo esperemos que la política monetaria de la reserva federal aumente sus tasas de interés[vi] y el estrangulamiento de estos países es un hecho.

En China, la clase obrera que ahora es más importante que el campesinado, ha venido luchando por tener mejores condiciones de vida hace muchos años. Según el sitio China Labour Bolletin, el nivel de conflictos se mantiene alto registrándose 1240 en el año 2017 y sumando 8000 desde el 2014, año de la famosa huelga de los obreros de Yue Yuen. Es decir, con un modelo u otro, el sistema capitalista no es capaz de resolver los problemas de una población que tiene que salir constantemente a reclamar por sus distintas condiciones laborales, sociales, etc. Hay que seguir de cerca a este gigante obrero en ascenso.

En África se suceden distintas luchas, pero la vanguardia se focaliza en Sudáfrica donde el importante sindicato metalúrgico-metalmecánico Numsa dio un salto político organizando el panafricanismo extendiendo su lazos con la clase obrera de Zambia, Zimbabue, etc. Organizaciones de mujeres se levantan contra el ISIS africano, Boko Haram en Nigeria y contra el patriarcado en general.

En EEUU la vanguardia se radicaliza alimentando las organizaciones de izquierda, incluso las revolucionarias. Allí crece día a día la bronca contra Trump y sus medidas. Según encuestas también hay un corrimiento a izquierda en México que tendrá sus elecciones presidenciales, al igual que Brasil, en 2018 reflejado en el ascenso del centro izquierdista López Obrador. En ambos países los procesos políticos se hamacan al ritmo de las movilizaciones y luchas obreras. El primer triunfo de Lula no se dio en ese marco.

Construir una alternativa internacional

Ante estos dos modelos capitalistas, que no tienen llegado el caso problemas en aplicar planes de ajustes neoliberales como el del gobierno de Irán por más que esté enfrentado a los imperialismo occidentales, hay que desarrollar una alternativa de los de abajo, que proponga un modelo verdaderamente democrático y socialista, donde los recursos y riquezas naturales y tecnológicos estén al servicio del desarrollo humano y que cuide el medio ambiente, donde los medios de producción deje de estar en manos privadas y se atienda inmediatamente las necesidades más acuciantes, entre otras medidas como el no pago de la deuda externa y la ruptura con los organismos multilaterales de crédito (FMI, BM, etc), la nacionalización de la banca y el comercio exterior, etc. Pero nada de esto podrá realizarse si no se reconstruye una organización internacional con peso de masas como lo fue la III Internacional. Hay que construir esa dirección internacional. En unas tesis escritas hace 3 años, lo planteaba de la siguiente manera:

Para llevar al plano internacional todas las luchas arriba enumeradas, cohesionar a la clase obrera mundial y también, bajo una campaña internacional, llevar adelante las luchas contra la opresión o en defensa del medio ambiente, se necesita ir construyendo una dirección internacional y una organización internacional que recupere lo mejor de la tradición histórica del movimiento obrero traicionada por el estalinismo.

Este es “EL” legado, el EJE más importante dejado por León Trotsky y la teoría de la revolución permanente. Las tesis escritas por él contenían muchos desaciertos y pronósticos que no se cumplieron, sin embargo, fue el único que dio en la tecla del problema fundamental. Este pilar es fundamental sino no se comprende nada de lo que hay que hacer. Tampoco esta tarea hay que verla desde una visión nacional. ¿En qué sentido? En el sentido de bueno, tenemos que hacerlo y salgamos a resolverlo con la experiencia adquirida en la lucha de clases de un país. La construcción de la dirección internacional tiene que ser una tarea colectiva en donde se condensen y sinteticen las experiencias de toda la clase obrera mundial y de todos los revolucionarios del mundo. Nunca una experiencia nacional por más importante que sea puede ser superior a la experiencia del conjunto, internacional. Lo mismo se puede decir de la dirección, jamás se va a resolver desde la visión de una dirección nacional, nunca una dirección nacional va a superar a la formación de un colectivo internacional por más raquítico que este fuese o por más brillante que fuese esa dirección nacional. Esa dirección nacional nunca se va a enriquecer tanto si no es parte de una dirección internacional.

Hoy cuando los nubarrones de las direcciones traidoras son más débiles y con menos peso en el plano mundial, cuando la clase obrera está más presente en las luchas, cuando a ésta se suman con más fuerza la luchas de los sectores oprimidos, en primer lugar las luchas de la mujer por la igualdad de género, cuando hay más sectores que comprenden que el capitalismo está destruyendo la naturaleza y luchan contra sus planes, hoy más que nunca es absolutamente imprescindible construir la dirección internacional y su organización, una internacional socialista revolucionaria con influencia de masas. En momentos en donde el imperialismo yanqui más débil está en su historia, donde el imperialismo europeo da lástima y donde el imperialismo chino recién comienza a lograr posiciones importantes pero no ha impuesto aún su hegemonía, y donde ganar a la clase obrera de estos países es clave, para ellos es imprescindible construir la internacional. Para esto no hay que esperar un año, un mes o una semana, hay que empezar ya mismo a construirla, no hay que demorarse un segundo más.” [vii]

Manos a la obra.

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