Reflexiones sobre la revolución brasileña

Los recientes acontecimientos en Brasil son tan grandes que merecen un análisis profundo que nos debemos hacer todos los revolucionarios. Brasil es la 6ª economía mundial y parte de los BRICS. Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, la segunda economía de América del sur, detrás de la cual los demás países también dependen de lo que arrastre la economía brasilera, ya sea hacia adelante como hacia el precipicio.


Una tremenda crisis del régimen político

Lo que sucede en Brasil es la tremenda crisis de un régimen político que está acorralado por la movilización obrera y popular y las contradicciones de un régimen caduco que no puede resolver, por ese motivo, enormes casos de corrupción que arrastran a toda la clase política tradicional y a la burguesía brasilera. El trasfondo de toda esta situación es la aplicación de un ajuste neoliberal que comenzó con el primer gobierno de Dilma y se profundizo luego de su estrecho en el ballotage del 2014, cuando puso a un reconocido neoliberal en el ministerio de economía.

Esa estrecha victoria fue el producto de un desgaste provocado por la aplicación del ajuste en su primer gobierno que explotó en junio del 2013, siguió con las protestas del mundial de futbol 2014 y después también con los JJOO de Rio en 2016 - ya con Dilma desplazada - y Temer en la presidencia. No olvidemos que la consigna del momento “Fora Temer” fue lo que hizo que no asistiera al cierre de dichos juegos.

Temer fue el reaseguro que tuvo la burguesía para continuar con su plan de ajuste que continua con la aprobación de una ley de flexibilización o tercerización y el intento de una reforma laboral y previsional. La huelga general del 28 de abril le dio un golpe tremendo al gobierno que ya venía siendo jaqueado por las movilizaciones y huelgas parciales. La revelación del audio en la cual Temer compra el silencio de Eduardo Cunha con 160 mil dólares mensuales e involucra a un diputado de su partido (PMDB) quien entregó coimas a comisión del presidente del PSDB, el senador Aecio Neves hunden en el lodo a estos poderosos partidos brasileros.

El PT no es ajeno tampoco a estos hechos de corrupción con procesos en curso contra Lula y Dilma. No olvidemos que el jefe de gabinete de su gobierno, Jose Dirceu, fue condenado por el “Mensalao” en 2012 a siete años de cárcel y también a 32 años de prisión por corrupción en el caso del escándalo de sobornos en la petrolera estatal Petrobras. Recientemente Dirceu fue liberado por una solicitud de Habeas Corpus. Mientras estaba en la cárcel escribió esta interesante carta a la militancia petista. En ella decía prometer “un giro a izquierda del partido y que “quien rompió el pacto que asuma las consecuencias” [O_estado_de_Sao_Paulo confesando que la dirección petista bajo el paraguas del castrismo y del Foro de Sao Pablo había pactado con los partidos tradicionales (FHC era uno de sus representantes) para llegar al gobierno y administrar el capitalismo.

Pero la realidad indica que la presente situación está fuera del control del gobierno. Un gobierno, el de Temer, que es un cadáver político y que al no renunciar solo hace que su fétido olor se prolongue en el tiempo un poco más. Las movilizaciones en todo el país del 18 de mayo lo tiraron a la lona , lo único que sucede ahora es la cuenta de protección del árbitro. Si sus segundos no tiran la toalla puede caer por demolición. Estamos viviendo una crisis revolucionaria en la cual las horas corren en medio de negociaciones de la burguesía y los partidos para saber cómo salir de una situación en la que el gobierno no controla ni puede gobernar más nada. Es decir, la caída del gobierno de Temer no fue una cosa planificada desde las alturas para pasar a otro momento también planificado, es la consecuencia de las luchas y movilizaciones de un pueblo podrido por el régimen político que lo sostiene. Viendo que ya no le sirve para seguir con el plan de ajuste, la burguesía está viendo como es el mejor reemplazo posible ante un hecho consumado.

Esas negociaciones involucran tanto el PSDB, el PMDB, otros partidos del régimen y también al mismo PT. Eso podría confluir en un “segundo pacto” o reforma política. Pero esa reforma política seria llevada adelante por el mismo parlamento y partidos que provocaron la actual situación. Esta carrera contra el tiempo podría conducir a un gobierno provisional encabezado por la línea sucesoria constitucional y una enmienda que contemple las elecciones directas, si la movilización las hace inevitables, pero metiendo por la ventana medidas para salvar al régimen político y sus partidos. 


Elecciones Directas Ya y Asamblea Constituyente

Por este motivo la movilización debe ser ordenada por “Directas Ya” (que a esta altura es como decir “Fuera Temer y el parlamento”) pero también por un llamado a una Asamblea Popular Constituyente para que sea el pueblo brasilero quien elija los representantes para una nueva constitución y no el actual  desprestigiado Congreso Nacional. Esa Asamblea es la posibilidad que junto a la movilización permitiría construir un régimen democrático de los trabajadores y oprimidos de Brasil que a su vez impida la aplicación del plan de ajuste y las reformas reaccionarias. Esto lleva a la cuestión del poder que en este momento debería plantearse por un gobierno de las organizaciones obreras, campesinas y populares que aunque parezca propagandista sirve para contraponer a la salida propuesta por la burguesía y el régimen explicando que lo que no va más es el sistema capitalista porque la corrupción y el ajuste al pueblo trabajador es inherente a él.

Sin hacer un fetiche de la huelga general, faltaría ver también cuáles son las herramientas o palancas más importantes para lograr imponer esas consignas. La huelga general se demostró una poderosa herramienta que pone en discusión el problema del poder ya que cuestiona directamente las relaciones de producción capitalista pero al mismo tiempo la movilización masiva del pueblo también es una poderosa arma que golpea con tanta fuerza como la huelga. Lo que es seguro es que lo que salga de acá será obra y gracia de la lucha masiva obrera y popular.

Sobre la Asamblea Constituyente es importante notar que ésta no es una asamblea impuesta desde arriba y antidemocrática como la que propone el presidente de Venezuela en su país sino que debe ser una asamblea impuesta desde abajo por la movilización y las organizaciones sindicales y populares. ¿La burocracia de la CUT porque no podría impulsarla? Todas aquellas organizaciones de izquierda que apoyan la convocada por Maduro, ¿porque se opondrían a una impuesta por la movilización en Brasil? ¿Acaso no sería más democrático tener la elección revocatoria como tiene la constitución bolivariana para que el pueblo decida en crisis como la abierta en Brasil? Aquellos que por Venezuela vienen cacareando en el continente la realización del revocatorio -y es justo que se haga- ¿se opondrían a que Brasil lo tenga? En momentos como estos la cabeza del pueblo se abre para estas discusiones.

Seguro que nada será después de la caída de Temer. El pueblo brasilero, venia viviendo una situación en la cual “los de arriba no podían” y “los de abajo no querían”. Esa situación se abrió en las jornadas de junio del 2013. En este escenario habría que agregar que “los de arriba quieren y no pueden y los de abajo no quieren y pueden”. Esta es la situación que se abre ahora. La relación de fuerza ha cambiado una vez más a favor de los trabajadores y el pueblo, que verán un triunfo logrado con sus propias fuerzas e irán por más.

Es urgente y necesaria construir una dirección internacional

El subcontinente sudamericano está en un momento extremadamente convulsivo. En Venezuela, el régimen del PSUV y el gobierno de Maduro tienen una deriva autoritaria en la cual defienden sus intereses de casta y los negocios con la burguesía y el imperialismo en vez de enfrentarlos con medidas de fondo como el no pago de la deuda, la nacionalización de la banca y el comercio exterior, la ruptura con las multinacionales extractivistas e impulsar la participación democrática del pueblo trabajador sin imposiciones burocráticas y antidemocráticas como el prohibirle la legalidad a Marea Socialista.

En Argentina, Macri y su ajuste es resistido masivamente. En Perú el gobierno de Kusinsky se hunde por las causas contra Oderbretch y crece una opción por izquierda como el Movimiento Nuevo Perú. En Paraguay hay una crisis importante del ejecutivo. En Chile las movilizaciones estudiantiles y por los derechos de la mujer que se replican en todo el continente son otro ejemplo. Hasta en Colombia los docentes entran en escena con un fenomenal paro como punta del iceberg de un descontento aún mayor.

Ninguna dirección nacional puede dar una respuesta acertada por más brillante que sea. No se trata solo de una visión internacionalista del proceso revolucionario mundial, que como decía Nahuel Moreno sobre la LIT-CI en 1984, “que para eso [hacer la revolución socialista en el mundo] haga todos los sacrificios, todo lo que sea necesario; que tenga la línea del partido bolchevique: ‘preferimos que se hunda Rusia pero que se haga la revolución en Alemania, porque es un país mucho más importante’” y “que no dudaríamos un minuto el llevar [el partido argentino] a Brasil”. Teoría de la Revolución, Escuela de Cuadros, Argentina 1984.

Se trata de formar con los mejores cuadros un equipo de dirección internacional, que ahora debería estar volcada en Brasil ayudando a los revolucionarios como los compañeros del MES-PSOL a construirse y discutir la política en ese proceso. Hoy con los adelantos tecnológicos y el aporte financiero de los muchos grupos sudamericanos eso sería posible. La comunicación sería más directa y más rápida que la carta que Moreno escribió a la dirección brasilera (de Alicerce) en 1984. Y no se trata de compañeros que hagan una experiencia internacionalista, eso se hace y está muy bien, se trata de construir una dirección internacional que esté dedicada en la intervención de los más importantes procesos e impulse campañas internacionales.

Esa dirección internacional, debería construir puentes con todos los procesos revolucionarios en el mundo, manteniendo una fraternal discusión con la dirección del proceso revolucionario kurdo, los dirigentes de las organizaciones de izquierda sudafricana o de los EEUU y no el infantilismo estéril y sectario de organizaciones autoproclamadas como la LIT-CI actual, la UIT-CI y otras. Y también debería combatir la oportunista y criminal abstencionista política del Secretariado Unificado que dirige hoy la IV Internacional.

Poner en pie esa dirección, que integre a otros procesos, que sea el soporte y aporte de los grupos y partidos revolucionarios es una tarea urgente, necesaria y posible y, además, un deber porque “la esencia del Trotskismo es esa sola gran categoría: la revolución socialista internacional” Ídem. La revolución brasilera y la de los trabajadores y pueblos del mundo en lucha se lo merecen.

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