América Latina: entre más ajustes o más revolución
(Parte IX)
América Latina, región que
comprendemos al sur de los EEUU – aunque México lo analizaremos como el eslabón
que nos une a los EEUU -, es una de las regiones donde la lucha de clases es prácticamente
ininterrumpida. Sufrió, a nivel de países, muchas derrotas infligidas por
golpes de estado ejecutadas por las Fuerzas Armadas bajo la batuta de los EEUU,
pero esa época quedó tan atrás en el tiempo como tan presente es la memoria que
el movimiento de masas conserva de ella, que hace muy difícil que experiencias
como esas vuelvan a repetirse otra vez. Si se pueden dar golpes
“institucionales” como el que bajó a Lugo en Paraguay o el golpe a Zelaya
(Honduras), donde se vio la intervención militar pero no han podido frenar a la
movilización popular. En el pasado un golpe así provocaba derrotas muy
profundas. Por ese lado, los militares han perdido el poder político que
detentaban. Ya no son el “partido militar” alternativo que las burguesías nacionales
y el imperialismo utilizaban.
Se puede apreciar el gran avance
en la conciencia que el movimiento de masas obrero y popular alcanzó luego de
años de ajuste capitalista y experiencia democrática burguesa. Justamente, al
contrario de lo que los políticos burgueses tradicionales pregonaban, con la
democracia burguesa no se come ni se cura ni se educa. La década del 90,
después de la caída del muro de Berlín, con la ofensiva capitalista del “fin de
la historia” y el arreciar de las políticas neoliberales, fue la cacerola a
fuego intenso en que se cocinaban las revoluciones que a fines de esa década
tiraron muchos gobiernos en casi todos los países. Esta vez no por asonadas
militares sino por la movilización revolucionaria del movimiento de masas. Por
dar un ejemplo, en Ecuador entre 1997 y 2007 hubo 10 presidentes, un por año en
promedio. En Bolivia, entre 2001 y 2005 (4 años) hubo 3 presidentes. En
Argentina en diciembre 2001 hubo 5 presidentes en ¡2 semanas!
Evidentemente, como régimen
político que pretendía responder a las necesidades del movimiento de masas, la
democracia burguesa sucumbió ante los ojos, no del marxismo que ya la
denunciaba, sino frente a los ojos del movimiento de masas. Todas estas
revoluciones no fueron hechas contra regímenes militares o autoritarios, sino
contra la democracia burguesa. No fueron revoluciones contra un gobierno sino
contra un régimen político. Este hecho nos pone ante una nueva etapa porque
resultado de ello, la relación de fuerzas se hizo muchísimo más favorable al movimiento
de masas. Desde ya no fueron revoluciones sociales que cambiaron las relaciones
de producción capitalista e impusieron un gobierno - al menos - obrero y
campesino, o que hayan ido más allá expropiando a la burguesía para instaurar
un estado obrero, no, pero fueron revoluciones que superaron las meras
revoluciones democráticas contra regímenes dictatoriales que caracterizó a
América Latina en la década del 80. Estas revoluciones arrasaron gobiernos y el
régimen democrático burgués, que quedó muy mal herido ya que hizo saltar por
los aires a lo que lo sustentaba: los partidos políticos tradicionales.
Prácticamente no queda país en donde gobiernen los partidos tradicionales del
siglo XX y, si hay alguno reciclado, a simple vista se puede apreciar que no es
el mismo y que ha tenido que acomodarse a la nueva situación. En Europa,
Podemos y Syriza, van adelantando que esto que pasó en América del Sur se puede
dar también en Europa.
La nueva situación.
Podemos afirmar que el país que
inauguró esta nueva situación fue Venezuela cuando Chávez derrota a los
partidos tradicionales – AD y COPEI – en 1998. Fue una especie de mandato
histórico traído por el Caracazo de 1989. Desde 1997 aproximadamente, se
registra una movilización permanente, un tremendo ascenso del movimiento de
masas, que han derrocado gobiernos como se ha dicho. El imperialismo, aunque
ocupado por su cruzada en Medio Oriente, no podía distraerse con lo que pasaba
en su “patio trasero”. Por un lado trata de imponer el plan Colombia, una
operación militar que, con la excusa de combatir el narcotráfico, buscaba
posicionarse mejor militarmente para intervenir en América Latina. Por otro
lado buscaba abrochar una Alianza de Libre Comercio exclusivo, el ALCA. Pero
para que todo marche sobre una autopista sin tráfico había que dar un golpe y
lo intentó en Venezuela en abril del 2002. Ese intento de golpe fue el paso
fundamental que debía cumplir el imperialismo para doblegar a la región. Fue
estrepitosamente derrotado por la movilización revolucionaria del movimiento de
masas que logró liberar a su líder, Hugo Chávez, de la prisión en la que fue
reducido. Este fracaso imperialista es en mi opinión el más grande triunfo
revolucionario de las masas latinoamericanas. Frenó en seco al propio
imperialismo, porque no enfrentó y derrotó un gobierno títere de éste, sino que
lo enfrentó prácticamente en propia persona. Esta victoria es la que provoca el
retroceso del plan Colombia y la derrota del ALCA en la cumbre de presidentes
de América en Mar del Plata – Argentina – a fines del 2005.
A partir de entonces se sucede el
ascenso al poder de los nuevos partidos a los gobiernos latinoamericanos. Lula
lo hace en enero del 2003. La crisis de dirección provoca la llegada de
Kirchner en Argentina el mismo año. Evo Morales asume en Bolivia en el 2005.
Correa en Ecuador en 2007. Lugo, sin partido propio, con una situación de
debilidad, asume en Paraguay en 2008. Fue un proceso esencialmente
antiimperialista que reflejó, a nivel del movimiento de masas un giro a
izquierda. Y a nivel super-estructural hubo gobiernos que reflejaron, con sus
distorsiones y matices, esa misma movilización resistiendo la política del
imperialismo. La movilización les impedía hacer otra cosa.
Otra nueva situación.
El tremendo Crack del sistema
capitalista a nivel mundial a fines del 2008, fue un golpe tremendo a todos
estos gobiernos que tuvieron que enfrentar un periodo muy difícil. En el caso
de Argentina fue la derrota primero de la ley 125 que enfrentó al gobierno con
los pequeños y medianos productores agropecuarios y luego la derrota electoral
del 2009. No fue un caso aislado, golpeó de conjunto a toda la región. Luego
Chávez perdería un plebiscito y se dieron otros hechos en donde el imperialismo
intentó aprovechar, el golpe a Zelaya, la destitución de Lugo, intento de
derrocamiento de Correa, etc.
Pero también hubo menos
movilizaciones antiimperialistas y por supuesto ni una revolución que derrocara
un gobierno, en el sentido revolucionario, como en el primer lustro del siglo
XXI.
Esa merma de la movilización en
el sentido antiimperialista, que de todos modos era de “tensa calma”, solo fue
superada por las tremendas movilizaciones electorales del Chavismo poco antes
de la muerte del líder. Se comenzaban a dar otro tipo de movilizaciones,
movilizaciones que iban contra los gobiernos más caracterizados como
capitalistas, el de los jóvenes chilenos contra Pineda, o las de los jóvenes
peruanos contra el giro a la derecha de Ollanta Humala o en Argentina en la
huelga general del 20 de noviembre 2012 y las movilizaciones del 8 de noviembre
2012 que reflejan un descontento de sectores medios y populares. Todas esas
movilizaciones se dieron en un marco internacional muy progresivo que abrió la
primavera árabe y las movilizaciones de los indignados en Europa. Las
movilizaciones comenzaron a apuntar al ajuste capitalista que los gobiernos
se vieron obligados a ejecutar por la crisis económica mundial. Se vieron
“obligados” porque la otra opción era tocar intereses de las multinacionales,
el imperialismo y las grandes burguesías nativas.
En términos económicos, la crisis
achicó el margen de maniobra de estos gobiernos. Brasil, que estaba un poco al
margen de las movilizaciones que había en otros países de la región, irrumpe
con las extraordinarias jornadas de junio de 2013. Allí se coronó el cambio que
venía produciéndose. Las movilizaciones antiimperialistas dejaron paso a
movilizaciones cada vez más anticapitalistas. Esto, históricamente, siempre
fue así, todas las luchas en el fondo son anticapitalistas. Las que derrotaron
las dictaduras militares, las que derrocaron gobiernos democrático-burgueses,
las que van contra el imperialismo. Lo que cambia es el rasgo distintivo de la
época, que es de crisis estructural del capitalismo, en donde las masas empiezan
a ver sin el humo que las distintas direcciones capitalistas y burocráticas
echaban sobre sus ojos. En ese sentido, histórico, la caída del estalinismo a
nivel mundial, jugó un rol preponderante. Es por eso que ante la disyuntiva
organizaciones de centro izquierda, y notos antiimperialistas, como el
Movimiento Proyecto Sur en Argentina por dar un ejemplo, giraron a la derecha.
Cuando se cuestiona de frente al capitalismo estas direcciones dan un paso al
costado (derecho).
Brasil: el subimperialismo de América del Sur.
Si EEUU era la locomotora de la
economía mundial, Brasil lo es en relación a Sudamérica. Por eso adquiere mucha
importancia su evolución. Luego del rebote provocado por el fondo en que hizo
pie la economía mundial en el año 2009, Brasil tuvo un crecimiento del PBI del
7,5% en 2010, 2,7 % en 2011, 1% en 2012 y 2,3% en 2013. Según datos del FMI,
este organismo estima que en 2014 será del 0,3%, reduciendo sus previsiones
anteriores, y el propio Banco Central brasilero lo estima en 0,6%. El FMI no es
el único organismo que reduce sus previsiones, la OMC lo hizo en 5 meses en
relación al estimado del comercio mundial 2014. “Economistas de la OMC han
revisado a la baja su previsión de crecimiento del comercio mundial en 2014,
hasta el 3,1% (frente a la tasa del 4,7% pronosticada en abril) y han reducido
del 5,3% al 4,0% su estimación para 2015.” Fuente OMC. Todas
estas no son buenas noticias para Brasil ni para la economía mundial.
Veamos lo que representa Brasil
en la economía latinoamericana con estos datos del 2012.
Brasil produce 2,5 billones de
dólares anuales y detrás de eso dependen la económica argentina y del resto
delos países de América del Sur. En el caso de México, es al revés, su economía
depende más del crecimiento norteamericano que lo que otros países dependen de
él.
En el artículo “La
Situación actual…” se analiza la situación del precio del Petróleo y de los
commodities. Exactamente es lo que está sucediendo, los precios están bajando de
manera preocupante. Por ejemplo, el precio del petróleo bajo de 100 dólares a
78 dólares el barril en lo que va de 2014. A pesar de la crisis en Irak y
Ucrania, el excedente y la fría situación económica mundial, tiraron el precio
en los últimos meses. Esto es muy importante para los países productores de
petróleo como Venezuela, o los que, como Argentina, apuestan a la fractura
hidráulica. La soja siguió el mismo camino. Lejos de los casi 500 dólares la
tonelada del año 2008, hoy la soja cotiza a 230-240 dólares junto a la
previsión a la baja de los precios en la bolsa de Chicago hacia 2015.
Esto no es nuevo, se viene dando
en los últimos 2 años. A eso se suma la especulación de los capitales
financieros que van y vienen a los países emergentes como Brasil, provocando
crisis financieras. Si la FED levanta al menos un 0,1% la tasa de interés, todo
podría caerse a pedazos de golpe y no gradualmente como ahora. Por eso el
ajuste económico es el camino que toman los gobiernos surgidos de la marea
antiimperialista de principios de siglo. Este ajuste es el que provoca la
reacción de huelgas y manifestaciones por parte de la clase trabajadora.
Economía extractivista de ojos rasgados
El nuevo factor económico en la
economía latinoamericana (exceptuando tal vez México) es China. En 10 años se
multiplicó por 10 sus inversiones en América latina (1000%). Estas inversiones
llegaron a 140.000 millones de dólares este año. Todavía está por verse la
concreción de algunos proyectos como el del canal de Nicaragua que llevaría
40.000 millones de dólares de inversiones en ese país. Lo que no se puede negar
es la necesidad del gigante asiático de hacer trabajar sus casi 3,2 billones de
dólares de reserva y de intentar mantenerse como la primera economía mundial,
puesto recientemente adquirido superando a los EEUU. No tiene otro camino que
destinar a nivel mundial sus inversiones, convirtiéndose en un país
imperialista. Esta situación puede ser una vía de escape para los gobiernos que
se apoyan más en el gigante oriental que en el antiguo dueño de estas tierras,
los EEUU, que ha retrocedido politicamente en el área, sobretodo porque Brasil
hace parte de los BRICS. Por otro lado la oposición de derecha y los viejos
partidos tradicionales aún viven de las migajas que les entrega el imperialismo
yanqui. Esta es la pelea interbuguesa-burocrática a nivel mundial que se refleja
en los países latinoamericanos.
Veamos un ejemplo del entramado de inversiones
china. En un artículo de la BBC se muestra las principales inversiones en el
continente. En Argentina “La China National Offshore Oil Corporation (Cnooc) se
ha convertido en la segunda petrolera en Argentina detrás de la nacionalizada
YPF con una serie de multimillonarias adquisiciones parciales de distintas
compañías. La inversión madre tuvo lugar en marzo de 2010 cuando Cnooc compró
el 50% de la petrolera argentina Bridas por US$3.100 millones. En noviembre de
ese año Bridas, ya con mayoría china, adquirió el 60% de Pan American Energy
por US$7.000 millones. Y en febrero de 2011 la Pan American Energy adquirió el
100% de los activos de Esso Argentina por más de US$800 millones. La
nacionalización de YPF en 2012, que puso en pie de guerra a muchas naciones
occidentales, no perturbó a China que en enero del año pasado se asoció a la
estatal petrolera argentina para la explotación de petróleo de esquito en la
gigantesca reserva de Vaca Muerta.”
China se suma al modelo
extractivista del resto de los depredadores imperialistas continuando por otro
lado lo que está haciendo en el resto de los continentes para sostener la
demanda de su economía. La no denuncia del modelo chino por parte de los restos
del estalinismo en la región y el castrismo refleja la ubicación de estas
direcciones, de su consciente línea política internacional.
Gobiernos girando a
la derecha, las masas buscando una alternativa.
Como decía, las movilizaciones
son cada vez más anticapitalistas. Este “giro” en el tipo de movilizaciones,
comenzó a coincidir con otro giro, con un giro a la derecha de muchos
gobiernos, que la muerte de Chávez aceleró. Se comienza a ver en Venezuela con
el gobierno de Maduro, en la entrega de los recursos naturales y energéticos de
parte de Correa en Ecuador o de Cristina Kirchner en Argentina, etc. En el caso
de Dilma se refleja en la rápida busqueda de un acuerdo con la oposición de
derecha brasilera.
La situación plantea nuevos
problemas para el régimen político democrático burgués. En una situación
normal, el movimiento de masas “castiga” el gobierno votando al otro polo del
bipartidismo. En las últimas elecciones se dio, como era lógico, un proceso
diferente. A pesar del ajuste y del declive en el nivel económico con su
secuela de suspensiones y despidos, los gobiernos que enfrentaron las últimas
elecciones pudieron ganar muy estrechamente (a excepción de Evo Morales que
ganó con holgura). Por un lado el desgaste provocó que no pudieran ganar en
primera vuelta, pero al mismo tiempo la oposición, producto de la crisis
del régimen bipartidista, no logra articular una opción que pudiera ser
alternancia. Esto se dio en las elecciones de Brasil y Uruguay y podría
darse en las elecciones del año próximo en otros países y de darse un cambio en el signo político el gobierno de la oposición que asuma lo hará con mucha debilidad. Es que por un lado un
sector importante del movimiento de masas no olvida (conciencia) que
significaron las direcciones políticas tradicionales que la sumergieron en el
hambre y la miseria, pero al mismo tiempo estos gobiernos comienzan un proceso
de ajuste contra ellas. Esta es la contradicción y por eso un sector de masas, importante
pero no mayoritario, aun de vanguardia, se vuelca a opciones a la izquierda de
estos gobiernos. Eso explica la duplicación de los votos del PSOL en las recientes elecciones en
Brasil o el resultado del FIT (Frente
de Izquierda y los Trabajadores) en la Argentina (2013) obteniendo inéditamente
3 diputados nacionales. También se refleja en el protagonismo de Marea Socialista en Venezuela, que crece
al calor de la crisis en que se encuentra el gobierno de Maduro. Más atrás, lo explica
la incorporación de dirigentes estudiantiles de izquierda en las listas de la
socialdemócrata Bachelet en Chile, que obtuvieron muy buenas elecciones
llegando al congreso de la nación. Esto refleja que hay un giro a izquierda en
la región.
Más crisis económica, más ajuste, depredación y más luchas.
Las huelgas del Metro en Brasil,
las de los docentes y fabricas del cordón industrial (Gestamp, Lear, Tatsa,
Donelley) en Argentina, la de los agricultores en Colombia, la de los
estudiantes en Chile o Perú, o la de los trabajadores Venezolanos como la de
Sidor o Nestlé plantean que cada vez más se estrechan los márgenes de maniobra
de los gobiernos latinoamericanos. Como parte de un todo que es la economía
mundial, es difícil que esta tendencia pueda ser revertida. En este camino el
principal aliado de los gobiernos son las direcciones sindicales burocráticas
que en todos los países ponen frenos o tratan de controlar el ascenso poniéndose
al frente de huelgas o movilizaciones. La táctica de unidad-enfrentamiento
sigue muy vigente para que las direcciones de la izquierda revolucionaria
puedan ganar más espacio entre los trabajadores.
Como en toda gran crisis
sistémica y a la altura del desarrollo de las fuerzas productivas que no dejan
de exprimir los recursos energéticos y naturales, esto trae consigo otros tipos
de luchas, que se combinan con las luchas democráticas que el capitalismo no
puede resolver, éstas son las luchas medioambientales y las luchas de género
por los derechos de la mujer.
En todo el continente las
luchas contra la depredación extractivista y los agronegocios se hace
sentir. Partiendo de México, en el estado de Guerrero, tristemente conocido por
la desaparición forzosa de 43 estudiantes, las corporaciones canadienses y
chinas, acaparan los principales proyectos (Fuente).
No sería raro pensar que este negocio se asocie al narcotráfico para
“desaparecer” a quien luche contra ellos. En Centro américa se lucha en
Guatemala (SOCA).
En Colombia, en Ecuador, Perú, Bolivia, los proyectos mineros se desarrollan
bajo distintos modelos económicos (Maristella Svampa). En
Chile, Argentina la minería a cielo abierto, el modelo sojero en Argentina, Paraguay,
Brasil y Uruguay y el negocio de la multinacional norteamericana Monsanto. Y
ahora los acuerdos del gobierno argentino con Chevron en Vaca Muerta (Neuquén).
Recordemos que Argentina está considerada la segunda reserva mundial de Gas
Shale y la cuarta en Oil Shale. Toda esta situación hace que el capitalismo nos
pueda llevar a una demencial vorágine en donde corra peligro, con la
contaminación, la vida misma.
Pero también se suma en el
continente las luchas de género y de diversidad sexual como uno de las
manifestaciones de la incapacidad del sistema capitalista de resolver varios
problemas democráticos de larga data. En Argentina, anualmente, decenas de
miles de mujeres se concentran en alguna ciudad impulsando, la igualdad de
género, el derecho al aborto, contra la violencia hacia la mujer, etc. Esta
pelea y el rol de la mujer en la sociedad adquieren mucha importancia porque su
liberación está íntimamente ligada a la de toda la sociedad del capitalismo.
A las luchas contra el ajuste
capitalista, a la bandera antiimperialista que siempre estará vigente en la región,
estas otras dos banderas, la ecosocialista y de la mujer, se suman para
quedarse.
América Latina: más ajuste y depredación o más revolución.
No creo que el impulso
revolucionario de finales del siglo XX y principios de este haya finalizado.
Luego de un periodo de aproximadamente 10 años, promedio por país, los
trabajadores y el pueblo han acumulado más experiencias, luchas y conciencia.
Esto no significa que solo haya un camino progresivo y sin vuelta atrás. La
conciencia puede avanzar y retroceder, porque depende materialmente del
resultado de las luchas y puede haber una importante que se pueda perder. Lo
seguro es que la crisis económica mundial es un todo que contiene a esta región
y no puede escapar a su desarrollo y seguirá provocando más conflictos y
luchas.
Lo que está más atrás es la
dirección política revolucionaria que siendo un factor subjetivo se convierte
en una realidad objetiva que no permite que los pueblos puedan tomar el poder
barriendo con la sociedad capitalista. Esta dirección no se construye en base a
la auto referencia estéril, a un crecimiento lineal de la propia organización,
sino confluyendo con otras corrientes y tradiciones que comienzan a
desprenderse hacia la izquierda de los gobiernos. Por eso la unidad en base a
un claro programa anticapitalista y antiimperialista, en base a un régimen
interno o toma de decisiones democráticos son esenciales para ser un polo de
atracción en la situación actual que supere las expectativas que generaba los
regímenes democráticos burgueses. Ante una crisis profunda van a surgir
procesos asamblearios como fue en el Argentinazo del 2001. El surgimiento de
Podemos actualmente en España refleja la avidez de participación popular cuando
las organizaciones se abren a los procesos reales como el que surgió el 15M
2011 en España.
Esta dicotomía ajuste o más
revolución se vive intensamente en Venezuela, en el país donde tal vez comenzó
todo este proceso es donde más se manifestó la polarización
revolución-contrarrevolución. Venezuela, fue el estandarte de proa del proceso
antiimperialista en la región y por tal motivo fue la más combativa por los
EEUU. Allí la oposición sí pudo aglutinarse bajo la dirección de Washington no
como recomposición de los viejos partidos sino porque el imperialismo se puso
sin tapujos al frente de ellos. Allí, el imperialismo impulso violentos
enfrentamientos callejeros (guarimbas) para crear desestabilización. Eso no
sería posible si no existieran problemas reales, tales como la inflación, el
desabastecimiento, la fuga de dólares o la especulación financiera. Esto ha
provocado muchas huelgas como las de Sidor o en las empresas automotrices. El
gobierno de Maduro reaccionó frente a las “guarimbas” llamando al dialogo a la oposición
pero no hace lo mismo con el pueblo trabajador al que criminaliza por defender
sus derechos. En vez de promover más democracia y participación como lo exigen
las bases trabajadoras el gobierno venezolano se cierra sobre sí mismo
argumentando que hay que defender al gobierno sin discutir nada. Típica actitud
burocrática frente a los que, defendiendo el proceso, han siempre propuesto una
alternativa por izquierda que no es escuchada (Marea Socialista: 5
propuestas para enfrentar la crisis)
Esta batalla en Venezuela es
clave para determinar el futuro de la región. La crisis económica mundial por
un lado, la búsqueda de más participación y democracia de los pueblos por otro,
son síntomas muy claros de lo que se está acorralando en el mundo: al sistema
capitalista y a cualquier tipo de burocracia que impida la participación directa
y democrática de las bases. A 25 años de su caída, el muro de Berlín no cayó
sobre un lado solo. Cayó sobre los dos.
Fabio Marucci
Dedicado a Celia Hart Santamaria
Comentarios
Publicar un comentario