Egipto: Una Revolución que conmovió al mundo

Millones se movilizaron a la Plaza Tahrir (Liberación)


Después de una movilización permanente de 18 días el pueblo egipcio finalmente pudo derrocar al dictador Hosni Mubarak que tuvo un control férreo del poder por tres décadas. Pero no fue solo el derrocamiento de un dictador, fue la caída de un régimen político bonapartista y dictatorial, nacionalista en sus comienzos y fundamentalmente pro imperialista desde su predecesor Anuar el Sadat. Es el régimen opresor de las masas árabes y traidor fundamental del pueblo palestino al que dio un golpe artero al reconocer al estado de Israel con los acuerdos de Camp David de 1978. Hoy el pueblo egipcio, gracias a su revolución, cambio las relaciones de fuerza a su favor y no permitirá una vuelta atrás después de la victoria conseguida. Las imágenes de hombres, mujeres, hasta niños luchando, sin importar si se era católico, musulmán o ateo han conmovido al mundo. El pueblo egipcio logró el comienzo de una nueva etapa en su país, que comenzó en la región con la revolución democrática tunecina. Ahora, el gobierno formal está en manos de las fuerzas armadas conducidas por el ex ministro de defensa, Mohamed Hussein Tantaui. El mariscal Tantaui es el General Bignone del proceso que llevará a Egipto a las elecciones democrático burguesas como sucedió en Argentina luego de la caída de la dictadura en 1982 hasta las elecciones en octubre de 1983.

¿Por qué una revolución?

Porque el cambio registrado en Egipto, como hace poco en Túnez, es de tal magnitud, es tan completa, total, que no puede recibir otro nombre. Desde el 25 de enero, todo vestigio del viejo régimen quedó hecho ruinas, las masas movilizadas tomaron las calles, las plazas, las estaciones de policía (a las que incendiaron), crearon en Plaza Tahrir un estado de asamblea permanente, todos el país debatiendo y pensando cuales pasos dar ante cada movida del régimen, ante cada discurso de Mubarak. Y en cada momento golpeaba más duro y profundo, porque veía que no era suficiente con ocupar las plazas y las calles y porque había que tomar el palacio presidencial. Por eso Mubarak, huyo con 3 helicópteros, como si uno no fuera suficiente.

Familias enteras se movilizaron contra el régimen

Muchos medios llamaron a esta gesta una “revuelta” o “rebelión”. Sin duda estas palabras pueden estar contenidas, pero son absolutamente insuficientes para abarcar lo que hizo el pueblo egipcio. Otros medios, en cambio la llamaron una Revolución ¿Pero que otras razones tomamos para llamarla así?

Muchas veces, a modo preventivo, desde el poder, fundamentalmente desde el imperialismo y otras instituciones como la Iglesia u otros, se llevan a cabo un proceso de reformas para evitar o anticipar estallidos sociales. Abren algunas compuertas para desahogar un sostenido ascenso de luchas del movimiento de masas, otorgando concesiones democráticas pero sin perder el control de la situación. Es decir, teniendo en claro que la relación de fuerzas queda a favor de las instancias e instituciones que la burguesía y el imperialismo tiene para ejercer su dominación. Es decir, son cambios, a veces importantes, dosificados desde arriba. Estas no son revoluciones. Justamente son reformas hechas desde el poder.

Lo que sucedió en Egipto, aunque previsible en los análisis desde la revolución tunecina, no fue ni una medida preventiva ni planificada desde el poder burgués e imperialista. Lo que pasó en Túnez se podría prever en otro país, pero ni en sus peores pesadillas al imperialismo pensó que pudiera salir exitosa en Egipto, país al que desde hace 30 años otorga 1500 millones de dólares anuales para sus Fuerzas Armadas. Esto nos reafirma algo que aunque hoy parezca una verdad de perogrullo decirlo, en una época (la de los movimientos guerrilleristas) era toda una discusión: Quien hace la revolución es el movimiento de masas movilizado. “Lenin siempre ubicó a la movilización revolucionaria de las masas como un factor objetivo, independiente de la voluntad de los revolucionarios” Tesis sobre el guerrillerismo 1986. “Es obligación de los marxistas decirle la verdad a las masas: ¡Son ustedes y sólo ustedes los que pueden solucionar sus problemas si se movilizan en forma multitudinaria y apelando a todos los métodos para luchar contra los explotadores, el imperialismo y el gobierno de turno! ¡No hay pequeño grupo ni minoría, por más heroica que sea, que los salve de la miseria y la represión! ¡Hagan ustedes la revolución, porque es necesaria, porque no hay otro camino y porque nadie la va a hacer por ustedes! ¡Las minorías fracasan! ¡Ustedes, la mayoría pueden y deben vencer!” ídem.



Cuando esto sucede, como se vio en Egipto, no hay ejército más poderoso del mundo, con más tecnología de punta que tuviera, que pueda impedir una revolución (a menos, claro está, que disparen una bomba atómica, algo de lo cual el imperialismo que domina el mundo no está descartado que lo haga en algún momento de desesperación). El ejército egipcio fue la cara mundial de la impotencia y las caras (y declaraciones) de los Obama y las Merkel que dirigen el mundo, una patética pintura de la resignación universal al tener que tragarse semejante revolución.

Otro rasgo, pero no menos importante, de toda revolución es que tiene que tener un breve periodo de vacío de poder, de descontrol total de la situación de parte del régimen y gobierno de turno, a eso llamamos “crisis revolucionaria”. Fue lo que aconteció durante 18 días y se resolvió finalmente con un triunfo del movimiento de masas con la caída-huida de Mubarak. Solo cabe aclarar que no todas las crisis revolucionarias se cierran a favor de la revolución. Hay casos en la historia donde ésta resultó derrotada. Por ejemplo, la revolución alemana de noviembre de 1918, la más grande que ha dado el movimiento obrero mundial, donde los comités de obreros y soldados habían tomado el poder en la mayor parte del oeste de Alemania fue derrotada. Sin duda otra hubiera sido la historia de la humanidad si esa revolución hubiera triunfado.

Y por último, y es fundamental entenderlo, esta revolución democrática en Egipto, que tuvo un carácter insurreccional espontaneo o semi espontaneo (se machaca mucho con el rol de internet y es algo que hay que estudiar) y policlasista en su composición - aunque parece que el ingreso de lleno de la clase obrera fue fundamental en sus últimos días (“En la zona se veía cantidad de gente con mamelucos de trabajo, parte de la fuerza fabril que se sumó en los últimos días al movimiento y que fue central para acorralar al régimen” Clarín, 11/2/2011)-, es que, como toda revolución democrática en esta época, es también profundamente anticapitalista y antiimperialista, lo cual significa que si avanza se tiene que transformar en revolución socialista. Su tarea histórica es democrática pero va contra los peores regímenes del capitalismo, aunque esto esté ausente en la consciencia de sus actores. “Llevo el ejemplo al absurdo: La revolución democrática se transforma en socialista aunque la haga un canalla, un cura, el sujeto son los curas y el partido es un partido de curas” Nahuel Moreno, Escuela de cuadros Argentina 1984.



¿Qué importancia tiene Egipto en la revolución mundial?

Bueno, esto es lo peor que le podía pasar al imperialismo yanqui, europeo y a Israel. Egipto es un bastión del imperialismo en la región, por ser el más importante país árabe con 80 millones de habitantes limítrofe con el Magreb al oeste, y con Israel y Medio Oriente al este, y poseedor del canal de Suez, paso por el cual pasa todo el crudo de los países petroleros (a través de un oleoducto que atraviesa el territorio porque los buques no pueden pasar con la carga por el canal) y buena parte del comercio mundial en su intercambio entre Asia y Europa y los EEUU.

Por esto, Egipto tiene una importancia tremenda para la economía mundial y para sostener al gendarme imperialista en la región, Israel, que sin pactar con Egipto podría quedar en duda su propia existencia. Pero que haya caída el brazo de hierro más importante del imperialismo hace que todos los gobiernos autoritarios o monárquicos estén pendientes de un hilo ante el contagio, positivo, que esto va a causar en el movimiento de masas árabes y, particularmente, en el pueblo palestino, que debe estar celebrando la caída de Mubarak. Ya están tomando medidas preventivas, disolviendo gobiernos en Jordania y Yemen y intentados bajar los precios de los alimentos o dando otras concesiones. Esto también debe haber puesto los pelos de punta a los sionistas que además tienen que soportar un nuevo gobierno Libanes con Hezbollah como su más importante componente. Si Ariel Sharon despertara de su coma seguro desearía estar muerto.

Es que la revolución no respeta fronteras, ni continentes. Los europeos, en la peor crisis desde la segunda guerra mundial, ven como a su interior crecen las protestas obreras y populares. Cualquier resquicio, aunque sea un escándalo sexual como el de Berlusconi en Italia, está a la orden del día para cuestionar a los gobiernos y al sistema capitalista. En Albania, hay movilizaciones masivas contra el gobierno. Grecia, España, Portugal, Irlanda están en una crisis económica brutal. Donde quieren ajustar salen a luchar con fuerza como los estudiantes universitarios en Inglaterra, Francia o Italia. ¡Ni la corona británica escapa de los tomatazos de repudio! En Italia los estudiantes llevan banderas diciendo “Cartago ha caído, Roma está en camino”. Parece que la revolución hizo una escala en El Cairo.

El imperialismo yanqui mostro su patetismo en los 18 días de la crisis. No supo conducirla porque cada día y cada golpe del movimiento de masas egipcio lo mareaba. Como un boxeador que tenia contra las cuerdas a Mubarak, el “segundo” más importante de éste último no sabía que decirle a su pupilo desde el borde del ring. Solo atinaba a decir que “respetaba al pueblo egipcio”. No sirvieron su llamado a todos los embajadores y consejeros a reunirse en Washington ni su permanente contacto con Mubarak y las autoridades egipcias. El Knock Out a Mubarak y su régimen fue un estrépito contra la lona y no lo pudieron evitar. Desde la crisis capitalista mundial del 2008 la debilidad del imperialismo ha ido en aumento. Es un tigre de papel. Esto es así porque si bien cambio la etapa mundial profundizándose la crisis desde el 2008, es bueno no perder de vista que el mundo vive una situación revolucionaria desde las década del 70 del siglo pasado. Esta situación revolucionaria se ha profundizado provocando cambios de etapas a favor del movimiento de masas en el mundo, primero hundiendo el principal factor contrarrevolucionario al interior del movimientos obrero, el estalinismo, luego provocando revoluciones en Latinoamérica que todavía no pueden detener y donde el proceso revolucionario sigue su curso, luego con la crisis económica mundial que es un subproducto de la lucha de clases mundial y ahora con la revolución árabe que vuelve a tomar bríos inéditos. Es decir, se generan nuevas situaciones revolucionarias superiores que avizoran nuevas etapas. Todo esto hace que estemos optimistas sobre el futuro de construir una verdadera dirección revolucionaria que encauce todos estos procesos hacia la única revolución que puede hacer caer el sistema capitalista, una revolución consciente, una revolución socialista.

Egipto: ¿Ahora qué?

Es evidente que la falta de una dirección fuerte hará que el pueblo egipcio fatigue hasta resolver las tareas democráticas pendientes. En Argentina, los partidos políticos acordaron con los restos de la dictadura la transición hacia las elecciones democráticas burguesas. Esto demuestra también que la burguesía es incapaz como clase de resolver esto tan elemental. Pero seguro, al calor del proceso surgirán direcciones, algunas de las cuales pueden ver el proceso más por izquierda y por esa vía comprender las tareas presentes e inmediatas para ir en camino de la revolución socialista. Ahora el movimiento exige la liberación de los presos políticos y la derogación de la ley de emergencia. Todos los lugares de trabajo, de estudio, los bares y demás lugares públicos deben ser un hervidero de discusiones políticas. En ese sentido no hay vuelta atrás, el régimen cayó. Pero seguro el imperialismo y su nuevo representante en crisis, el ejército egipcio, intentaran todo tipo de maniobras, comenzando por hacer que el pueblo se desmovilice y abandone la plaza Tahrir que aun sigue ocupada por miles de manifestantes. Aunque esto ocurra, en el lugar más simbólico y bastión principal de la revolución, no va a detener un proceso que ya está en marcha y es muy difícil de detener. Nada será igual en Egipto y, como no se han cansado de repetir los manifestantes, la revolución apenas ha comenzado. Nada va a ser igual en el mundo luego de esta tremenda y conmovedora revolución.

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