La Revolución Traicionada (estalinismo en la URSS) y China.
Premisa 1: todas las citas entre comillas pertenecen al libro La Revolución Traicionada, Leon Trotsky, 1936.
Premisa 2: Las citas que elegí arbitrariamente sólo están al servicio de estimular la lectura de TODO el libro. Su estudio por el lector, sus propias conclusiones, son la mejor fuente para un debate serio e intercambio fructífero.
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Una de las obras más importantes de Trotsky fue el libro editado en el verano de 1936 en el cual detalla 12 años de estalinismo al frente de la URSS: La Revolución Traicionada. Era el año en el cual Stalin desató los nefastos procesos de Moscú. La expresión burocrática de la contrarrevolución acababa con toda la vanguardia remanente de la revolución de octubre. Las contradicciones entre la burocracia y el pueblo debían cerrarse de la manera más bestial. Esos procesos se consumaron después de escrito el libro pero esas contradicciones fueron explicadas por Trotsky en su obra.
¿Por qué es importante el estudio de La Revolución Traicionada en la actualidad? Porque así como hizo Trotsky en su momento, hoy es importante hacer un estudio similar de un fenómeno mundial que surgió de una revolución y de un gobierno bonapartista revolucionario que no surgió de un proceso y época contrarrevolucionaria como el estalinismo. Así cómo es importante ver cómo Lenin delineaba una táctica para la Rusia soviética ante el retroceso de la revolución mundial - artículos que publiqué recientemente - hay que ver como Trotsky estudiaba esa época contrarrevolucionaria con Stalin al frente de la URSS. Hoy como ayer, citando al “viejo”, el objeto de un estudio sobre China, no hecho aún en profundidad, es “dar una justa apreciación de la realidad para comprenderla mejor”.
Esta época de retroceso de los imperialismos norteamericano y europeo no es una etapa cualquiera de la historia, es una etapa de disputa por la hegemonía mundial aunque no en el marco de una guerra mundial abierta como la de 1914 y 1939. Y es China quien disputa ese lugar, no un pais imperialista occidental o el imperio japones en la segunda guerra que junto a la Alemania nazi le disputaban eso a Inglaterra, EEUU y aliados en el marco de acabar con la URSS.
No es menor recordar que el fracaso de la URSS fue el de la construcción o teoría del socialismo en un solo país. Trotsky lo plantea claramente en el apéndice del libro donde dice “El socialismo tendrá que sobrepasar ineludiblemente al capitalismo en todos los dominios” como decía un documento de la oposición de izquierda repartido ilegalmente en marzo de 1927 ya que como decía Marx con una base técnica debil “solo se socializa la necesidad, y la penuria provocará necesariamente competencia por articulos necesarios que harán que se regrese al antiguo caos”.
La relación entre la economía de la URSS y la economía del mundo capitalista y a su vez la situación mundial de ese momento la describe ese documento de la oposición de izquierda de 1927 que voy a citar del libro.
“Pero en este momento no se trata de las relaciones del socialismo con el capitalismo en general, sino del desarrollo económico de la URSS con relación al de Alemania, de Inglaterra, de los Estados Unidos. ¿Qué hay que entender por un plazo histórico mínimo? Quedaremos lejos del nivel de los países capitalistas avanzados durante los próximos periodos quinquenales. ¿Qué sucederá en este tiempo en el mundo capitalista? Si admitimos que pueda disfrutar de un nuevo periodo de prosperidad que dure algunas decenas de años, hablar del socialismo en nuestro atrasado país será una triste necesidad; tendremos que reconocer que nos engañamos al considerar nuestra época como la de la putrefacción del capitalismo. En este caso, la república de los soviets será la segunda experiencia de la dictadura del proletariado, más larga y más fecunda que la de la Comuna de París, pero al fin y al cabo una simple experiencia (...) ¿Tenemos razones serias para revisar tan resueltamente los valores de nuestra época y el sentido de la revolución internacional? No. Al concluir su periodo de reconstrucción (después de la guerra), los países capitalistas vuelven a encontrarse con todas sus antiguas contradicciones interiores e internacionales, pero aumentadas y agravadísimas. Esta es la base de la revolución proletaria. Es un hecho que estarnos construyendo el socialismo. Pero como el todo es mayor que la parte, también es un hecho no menos cierto, pero mayor, que la revolución se prepara en Europa y en el mundo. La parte sólo podrá vencer con el todo (...).
"El proletariado europeo necesita un tiempo mucho menos largo para tomar el poder que el que nosotros necesitamos para superar, desde el punto de vista técnico, a Europa y América... Mientras tanto, tenemos que aminorar sistemáticamente la diferencia entre el rendimiento del trabajo en nuestro país y el de los otros. Cuanto más progresemos, estaremos menos amenazados por la posible intervención de los bajos precios y, en consecuencia, por la intervención armada (...). Cuanto más mejoremos las condiciones de existencia de los obreros y de los campesinos, con mayor seguridad precipitaremos la revolución en Europa, más rápidamente esta revolución nos enriquecerá con la técnica mundial y más segura y completa será nuestra edificación socialista como una parte de la construcción de Europa y del mundo”
Trotsky casi finalizando ese apéndice dice: “Un aislamiento indefinido provocaría infaliblemente no el establecimiento de un comunismo nacional, sino la restauración del capitalismo.”
Por el momento digamos que la búsqueda de China, sin calificarla, no es la misma que la de Stalin y sus sucesores.
Si se hiciera un estudio serio de China en todo el periodo histórico desde la revolución de 1949 hasta ahora veríamos los vaivenes y las pruebas puestas en prácticas que han fracasado y las que han permitido su vertiginoso desarrollo. Si hiciésemos un estudio parecido comenzariamos por enumerar los logros obtenidos como hizo Trotsky en su estudio de la URSS en La Revolución Traicionada. Veríamos también los “zigzags” de la dirección del PC chino, su apertura económica (¿distinta de la que planeó Lenin?), su rol como gendarme ante las necesidades (Moreno decía que era un gobierno bonapartista revolucionario), su lucha por resolver la pobreza (acabó con la pobreza de 100 millones de chinos y 700 millones se convirtieron en clase media según los parámetros occidentales), el rendimiento del trabajo, la situación de la juventud, la familia y la cultura, su desarrollo militar, su régimen político (si lo comparamos históricamente lo único existente en China fueron regímenes imperiales dinásticos y el kuomintang, ie, el régimen burocrático actual es el más “democratico” de su historia).
Si bien no es una dirección revolucionaria que fomente la construcción de una organización internacional no significa que no tenga una política internacional que está poniendo en jaque a la política imperialista occidental. digamos que no busca el “jaque mate” apresuradamente pero obliga al “rey” a moverse generalmente en retroceso y en algún momento no tendrá más casilleros a donde ir.
¿Qué decía Trotsky en relación a lo económico en La Revolución Traicionada? Allí esboza en muchas ocasiones cómo sería el periodo de transición entre el capitalismo y el socialismo, algo que estudiaremos más analizando el libro de Nahuel Moreno “La dictadura revolucionaria del proletariado”. Trotsky subrayaba que lo éxitos logrados en la fronteras nacionales no eran independientes o salvaguardados de la situación internacional y decía: “En sus comienzos, el Estado obrero aún no puede permitir a cada uno "trabajar según su capacidad", o en otras palabras, lo que pueda y quiera; ni recompensar a cada uno "según sus necesidades", independientemente del trabajo realizado. El interés del crecimiento de las fuerzas productivas obliga a recurrir a las normas habituales del salario, es decir, al reparto de bienes según la cantidad y la calidad del trabajo individual.” (...) “Es más exacto, pues, llamar al régimen soviético actual, con todas sus contradicciones, transitorio entre el capitalismo y el socialismo, o preparatorio al socialismo, y no socialista”.
Contra el pensamiento mecánico o la utopía anarquista planteaba: “La planificación administrativa ha demostrado suficientemente su fuerza y, al mismo tiempo, sus limitaciones. Un plan económico concebido a priori, sobre todo en un país de 170 millones de habitantes y atrasado, que sufre las contradicciones entre el campo y la ciudad, no es un dogma inmutable sino una hipótesis de trabajo que debe ser verificada y transformada durante su ejecución (...) Por otra parte, el éxito de una edificación socialista no se concibe sin que el sistema planificado esté integrado por el interés personal inmediato, por el egoísmo del productor y del consumidor, factores que no pueden manifestarse útilmente si no disponen de ese medio habitual, seguro y flexible, el dinero.”
“El papel del dinero en la economía soviética, lejos de haber terminado, debe desarrollarse a fondo. La época transitoria entre el capitalismo y el socialismo, considerada en su conjunto, no exige la disminución de la circulación de mercancías, sino, por el contrario, su extremo desarrollo. Todas las ramas de la industria se transforman y crecen, se crean nuevas incesantemente, y todas deben determinar cuantitativa y cualitativamente sus situaciones recíprocas. La liquidación simultánea de la economía rural que producía para el consumo individual y el de la familia, significa la entrada en la circulación social, y por tanto, en la circulación monetaria, de toda la energía de trabajo que se dispersaba antes en los límites de una granja o de las paredes de una habitación. Por primera vez en la historia, todos los productos y todos los servicios pueden cambiarse unos por otros.”
Si bien Trotsky señala en esta obra las razones del triunfo de la burocracia con sus causas sociales a nivel nacional y los golpes contrarrevolucionarios que la favorecieron (Alemania 1923 y China 1927) no dejaba de pensar en la evolución económica de cualquier estado obrero: “la tarea histórica no consiste en no ahogarse sino en crear, frente a las más altas adquisiciones del mercado mundial, una poderosa economía completamente racional que asegure el mejor empleo del tiempo y, por tanto, el desarrollo más elevado de la cultura”.
Y agregaba este maravilloso párrafo: “la historia no es más que la prosecución de la economía del tiempo de trabajo. El socialismo no podría justificarse por la simple supresión de la explotación; es necesario que asegure a la sociedad mayor economía del tiempo que el capitalismo. Si esta condición no es cumplida, la abolición de la explotación no sería más que un episodio dramático desprovisto de porvenir.”
Pero cualquier evolución económica no estaba librada de las diferenciaciones sociales y de cómo estas podrían crear antagonismos a su interior. Esto sucede y sucederá en cualquier experiencia. “El destino de los medios nacionalizados de producción se decidirá, a fin de cuentas, según la evolución de las diferentes condiciones personales. Si un vapor se declara propiedad colectiva, y los pasajeros quedan divididos en primera, segunda y tercera clase, es comprensible que la diferencia de las condiciones reales terminará por tener, a los ojos de los pasajeros de tercera, una importancia mucho mayor que el cambio jurídico de la propiedad. Por el contrario, los pasajeros de primera expondrán gustosamente, entre café y cigarrillos, que la propiedad colectiva es todo, que comparativamente la comodidad de los camarotes no es nada. Y el antagonismo resultante de estas situaciones asestará rudos golpes a una colectividad inestable.”
(...)
“Dos tendencias opuestas se desarrollan en el seno del régimen. Al desarrollar las fuerzas productivas -al contrario del capitalismo estancado-, ha creado los fundamentos económicos del socialismo. Al llevar hasta el extremo -con su complacencia para los dirigentes- las normas burguesas del reparto, prepara una restauración capitalista. La contradicción entre las formas de la propiedad y las normas de reparto no puede crecer indefinidamente. De manera que las normas burguesas tendrán que extenderse a los medios de producción o las normas de distribución tendrán que corresponderse con el sistema de propiedad socialista.”
Por supuesto, Trotsky hacía una diferenciación muy tajante entre el estatismo en un estado capitalista y el “capitalismo de estado” en un estado obrero o transicional. Decía sobre el primero “El estatismo, en sus esfuerzos de economía dirigida, no se inspira en la necesidad de desarrollar las fuerzas productivas, sino en la preocupación de conservar la propiedad privada en detrimento de las fuerzas productivas que se rebelan contra ella. El estatismo frena el desarrollo de la técnica, al sostener a empresas no viables y al mantener capas sociales parasitarias: en una palabra, es profundamente reaccionario.” Y sobre el segundo lo siguiente: “La primera concentración de los medios de producción en manos del Estado conocida por la historia, la realizó el proletariado por medio de la revolución social, y no los capitalistas por medio de los trust estatalizados. Este breve análisis bastará para mostrar cuán absurdas son las tentativas de identificar el estatismo capitalista con el sistema soviético. El primero es reaccionario, el segundo realiza un gran progreso.”
¿A dónde iba la URSS? Adelantándose a una posible guerra contra la URSS Trotsky se adelantaba: “En el mejor de los casos, la guerra no concedería a la burocracia más que una moratoria”. Pero analizando, más allá de una posible guerra o no, Trotsky veía las contradicciones en el seno de la sociedad soviética: “La sociedad soviética no es armoniosa. Lo que es pecado para una clase o capa social, es virtud para la otra. Si, desde el punto de vista de las formas socialistas de la sociedad, la política de la burocracia asombra por sus contradicciones y sus discordancias, aparece muy consecuente desde el punto de vista de la consolidación de los nuevos dirigentes.” Es decir, crear cuadros a su imagen y semejanza.
Es muy interesante ver cómo la burocracia era un freno al problema de la calidad en la producción: “Mientras que el crecimiento de la industria y la entrada de la agricultura en la esfera del plan complican extremadamente la tarea de la dirección al poner en primer plano el problema de la calidad, la burocracia mata la iniciativa creadora y el sentimiento de responsabilidad, sin los cuales no hay, y no puede haber, progreso cualitativo.” Es importante esto en el estudio de cualquier otro EEOO actual o futuro. Sigue Leon Trotsky: “Pero mientras más lejos se vaya, más se tropezará con el problema de la calidad, que escapa a la burocracia como una sombra. Parece que la producción está marcada con el sello gris de la indiferencia. En la economía nacionalizada, la calidad supone la democracia de los productores y de los consumidores, la libertad de crítica y de iniciativa, cosas incompatibles con el régimen totalitario del miedo, de la mentira y de la adulación.”
Y esto de la calidad se extiende a otros aspectos: “Tras el problema de la calidad se plantean otros, más grandiosos y complejos, que se pueden abarcar bajo la rúbrica de la acción creadora técnica, cultural e independiente. Un filósofo antiguo sostuvo que la discusión era la madre de todas las cosas. En donde el choque de las ideas es imposible, no pueden crearse nuevos valores. La dictadura revolucionaria, lo admitimos, constituye en sí misma una severa limitación a la libertad. Justamente por eso, las épocas revolucionarias jamás han sido propicias a la creación cultural para la que preparan el terreno. La dictadura del proletariado abre al genio humano un horizonte tanto más vasto cuanto más deje de ser una dictadura.”
El bonapartismo contrarrevolucionario de Stalin ahogaba toda forma de ambición creativa y de calidad. Claro que ese bonapartismo se consolidó por el retraso de la revolución mundial. El bonapartismo chino no surgió en las mismas condiciones ni fue para nada lo mismo como señalaba Nahuel Moreno (ver artículos anteriores sobre China). La caída de la URSS abrió un periodo de hegemonía total del imperialismo yankee en los años 90. En ese marco China puso en marcha una política económica de apertura total pero sin que el estado perdiera control del comercio exterior y la banca. La revolución mundial, las movilizaciones de los pueblos al comienzo del siglo XXI más la crisis del 2008 favorecieron el crecimiento de la economía china ante la confusión que vivía el principal imperialismo junto a sus pares europeos. “El bonapartismo sovietico se debe, en último análisis, al retraso de la revolución mundial.” En este siglo a pesar de ciertos reflujos y apariciones recalcitrantes de la extrema derecha no hemos visto sino el tenaz y persistente avance de las movilizaciones revolucionarias del movimiento de masas. Incluso en China la clase obrera no ha bajado nunca la guardia.
Es justamente lo que planteaba Trotsky: “Se hace de nuevo evidente que el problema histórico de "¿quién triunfará?", no puede resolverse dentro de límites nacionales; que los éxitos o los fracasos del interior no hacen más que preparar las condiciones más o menos favorables para una solución internacional del problema.”
La Revolución Política vaticinada por Trotsky para la URSS, cocinada en sus contradicciones nacionales y su rol contrarrevolucionario internacional, se terminaron por cumplir. Faltó a la cita su dirección revolucionaria internacionalista con influencia de masas. Y es esa misma la que falta aún hoy. Sepamos ver bien la realidad para tener una política revolucionaria más acertada en los países donde aún no se ha expropiado al capital ni acabado con el aparato estatal burgués ni implantado un gobierno obrero y campesino. Ojala este artículo abra un debate y estimule el estudio no solo de esta preciosa obra sino también de la realidad.

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